Cuando pensamos en ciberataques, solemos imaginar a hackers maliciosos tratando de forzar su entrada desde el otro lado del mundo. Pero lo cierto es que no todas las amenazas vienen de afuera; a veces, el verdadero peligro está justo dentro de la empresa.
Los trabajadores, compañeros o incluso los socios que ya tienen acceso a la información crítica pueden convertirse, sin querer o a propósito, en un enorme riesgo para la seguridad. Mientras las empresas se obsesionan con protegerse de los atacantes externos, muchas veces las amenazas internas pasan desapercibidas… hasta que ya es tarde. ¿Crees que tu equipo está preparado para lidiar con esto? Es hora de poner el foco en esos riesgos que no siempre se ven, pero que pueden causar un desastre.
Y, ¿qué mejor momento para hablar de esto que en el Mes de la Concientización sobre la Ciberseguridad? Es el momento perfecto para revisar las prácticas de seguridad de tu empresa y asegurarte de que todo el equipo está al tanto de los riesgos internos, y de cómo prevenirlos. ¡No dejes que el enemigo invisible te tome por sorpresa!
De acuerdo con el Informe de Violaciones de Datos 2024 (DBIR) de Verizon, ahora las amenazas internas representan el 35 % de las violaciones de seguridad, un aumento significativo comparado con el 20 % de años anteriores. Sin embargo, lo más interesante es que el 73 % de estas violaciones internas fueron causadas por errores no intencionales, en lugar de actos maliciosos. Estos incidentes, que suelen ser prevenibles, han salido a la luz en gran parte gracias a las regulaciones que exigen la divulgación obligatoria de violaciones de datos, lo que subraya la necesidad de que las organizaciones mejoren sus procesos internos para reducir estos riesgos.
Aunque las amenazas internas todavía parecen menos comunes que las externas, están volviéndose más complejas y peligrosas. Es crucial que las empresas presten atención a esta área, ya que los errores humanos y los actores internos son responsables de casi un tercio de todas las violaciones de seguridad.
Lo más alarmante es que el 68 % de todas las violaciones de seguridad tienen su origen en acciones humanas. Este dato, que excluye actividades maliciosas intencionadas, resalta la gran vulnerabilidad que representan los errores, configuraciones incorrectas y descuidos, recordándonos lo importante que es centrarse en la capacitación y las buenas prácticas para reducir el riesgo.
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¿Qué son las Amenazas Internas?
Una amenaza interna se refiere a cualquier riesgo de seguridad informática que proviene de una persona que tiene acceso legítimo a los sistemas, redes o datos de una organización. Estas personas pueden abusar de sus privilegios, intencionalmente o por accidente, causando daños a los sistemas informáticos o comprometiendo la información confidencial.
Existen dos tipos principales de amenazas internas:
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Amenazas Internas Maliciosas: Estas ocurren cuando un trabajador, contratista o socio con acceso autorizado actúa deliberadamente para causar daño a la organización, ya sea por motivos financieros, personales o ideológicos.
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Amenazas Internas No Intencionales: A menudo son el resultado de errores humanos, como la mala configuración de un sistema, el uso indebido de privilegios de acceso o la falta de capacitación en seguridad cibernética.
Las amenazas internas, en cualquiera de sus formas, son difíciles de detectar porque involucran a personas que ya tienen acceso autorizado a los sistemas y redes de la organización. Esto las convierte en un desafío único para las estrategias de ciberseguridad.
Casos Comunes de Amenazas Internas
Cualquier organización, sin importar su tamaño o sector, puede convertirse en víctima de una amenaza interna. De hecho, estos incidentes suelen formar parte de ciberataques más grandes y son especialmente complicados de detectar y prevenir, ya que involucran a personas con acceso legítimo a datos y sistemas sensibles.
Para empezar a combatir este tipo de amenazas, lo primero es entender bien el panorama. Las empresas deben conocer los diferentes tipos de amenazas internas y, más importante aún, comprender las posibles motivaciones detrás de ellas.
Indicadores de Amenazas Internas:
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Actividad inusual en las cuentas de los trabajadores: Las cuentas de los usuarios suelen seguir patrones bastante predecibles. Si ves inicios de sesión que no encajan con la rutina habitual, como accesos a sistemas sensibles fuera del horario laboral o desde ubicaciones no habituales, es momento de investigar. También debes estar alerta a intentos fallidos de autenticación, accesos a datos no relacionados con las funciones del trabajador, o cualquier alerta que provenga de tecnologías de seguridad como DLP (Prevención de Pérdida de Datos) o sistemas de detección de anomalías de red.
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Publicaciones sospechosas en redes sociales: Si un trabajador descontento empieza a hacer comentarios en redes sociales sobre filtrar o robar información de la empresa, es una señal clara de una posible amenaza interna. Estas publicaciones pueden indicar que alguien está considerando atacar la organización o ya está en marcha con sus planes.
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Datos confidenciales ofrecidos en la dark web: Si la información sensible de tu empresa aparece a la venta en mercados de la dark web, es una señal preocupante. Esto puede suceder tanto si un trabajador robó los datos como si estos fueron expuestos accidentalmente por descuido. De cualquier forma, es un claro indicio de que algo anda mal dentro de la organización.
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Información de la empresa en foros clandestinos: Si detectas que información confidencial de la empresa aparece en foros de la dark web, ya sea accesible solo para ciertos empleados o relacionada con un ciberataque (como un caso de phishing), es una señal seria de que alguien dentro de la organización pudo haber filtrado los datos. En cualquiera de los casos, esto debe tomarse como un fuerte indicativo de una posible amenaza interna.
En resumen, estar atentos a estos indicadores no solo ayuda a detectar amenazas internas a tiempo, sino que también permite tomar medidas preventivas antes de que los daños sean irreparables.
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Impacto del Trabajo Remoto en las Amenazas Internas
El trabajo remoto ha cambiado por completo el panorama de las amenazas internas, y esto se ha vuelto evidente en los últimos informes. De hecho, el 39 % de las organizaciones señala que el aumento de estos ataques está directamente relacionado con la complejidad de los entornos de TI, especialmente ahora que los trabajadores acceden a las redes desde sus casas. Este cambio ha ampliado la superficie de ataque, ofreciendo más oportunidades a empleados malintencionados o descuidados para aprovechar las vulnerabilidades.
El uso de dispositivos personales y la falta de medidas de seguridad consistentes en los entornos domésticos agravan aún más este problema. Como resultado, a muchas organizaciones les resulta más complicado supervisar y controlar el acceso de forma eficaz, lo que deja la puerta abierta a riesgos internos difíciles de gestionar.
Un informe reciente destaca que el 32 % de las personas encuestadas cree que la falta de capacitación y concienciación entre los trabajadores es un factor clave que está alimentando las amenazas internas, especialmente en el contexto del trabajo remoto. Al estar físicamente separados de los recursos y colegas de la empresa, la supervisión es menor, lo que facilita que ciertos comportamientos de riesgo pasen desapercibidos.
Para hacer frente a este aumento de las amenazas internas en entornos de teletrabajo, las organizaciones deben enfocarse en reforzar sus políticas de seguridad, mejorar la formación de sus trabajadores y asegurar un monitoreo continuo de las actividades.
Conclusión
Las amenazas internas son un desafío complejo que puede dañar la reputación, la estabilidad financiera y la confianza de los clientes de una organización, e incluso llevar a sanciones legales. El trabajo remoto y la creciente dependencia de la tecnología han hecho que estos riesgos, ya sean maliciosos o accidentales, sean más difíciles de detectar.
Para combatirlas, las empresas deben entender bien las amenazas internas y sus causas, y desarrollar un enfoque integral que incluya controles técnicos, políticas claras y capacitación. Acciones clave como aplicar el principio de mínimos privilegios, capacitar a los trabajadores en seguridad, establecer políticas sobre el uso de correo electrónico y dispositivos personales, y evaluar regularmente a proveedores y contratistas son fundamentales para mitigar estos riesgos. Con un enfoque estructurado, las organizaciones pueden minimizar el impacto de las amenazas internas.