Seguro que más de una vez has escuchado que Windows es el sistema operativo con más virus, y aunque pueda parecer una exageración, tiene mucho de verdad. Mientras que macOS y Linux suelen tener fama de ser "más seguros", Windows sigue siendo el blanco favorito de los ciberdelincuentes. ¿Por qué ocurre esto? ¿Es culpa del sistema, su popularidad o simplemente de cómo lo usamos?
Lo cierto es que hay tres razones principales detrás de esta mayor vulnerabilidad, y entenderlas no solo te ayudará a comprender el problema, sino también a proteger mejor tu equipo. Porque, seamos sinceros, los virus informáticos son un auténtico dolor de cabeza: pueden robar tu información personal, ralentizar tu ordenador hasta hacerlo casi inutilizable o incluso borrar archivos importantes sin que te des cuenta hasta que ya es demasiado tarde.
En este artículo vamos a explicarte, de manera sencilla y directa, por qué Windows tiene más virus que Mac o Linux y, lo más importante, cómo puedes protegerte de ellos para evitar sustos innecesarios.
¿Por qué Windows es el objetivo favorito de los virus informáticos?
Una vez que los virus logran colarse en tu ordenador, pueden hacer un desastre: espiar lo que haces, robarte datos personales o incluso permitir que un ciberdelincuente controle tu equipo desde cualquier parte del mundo. Algunos son tan avanzados que dejan tu ordenador prácticamente inútil, obligándote a cambiar piezas o hasta pensar en un equipo nuevo.
Aunque cualquier sistema operativo puede enfrentarse a estas amenazas, en Windows esto pasa con mucha más frecuencia. No es que Mac o Linux sean perfectos ni invencibles, pero si usas Windows, las probabilidades de que algo así te ocurra son mucho mayores.
Esto no quiere decir que los otros sistemas no tengan sus propios riesgos. Simplemente, hay tres razones muy claras por las que Windows termina siendo el objetivo favorito de los hackers.
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Compatibilidad heredada y apps de cualquier lugar
Windows siempre ha apostado por ser compatible con programas y hardware antiguos, lo cual es genial para quienes todavía usan software de hace años o dispositivos más viejos. Pero esa ventaja también tiene su lado negativo: esta compatibilidad puede abrir puertas a vulnerabilidades de seguridad, especialmente si usamos programas que ya no reciben actualizaciones.
Además, Windows es muy abierto cuando se trata de instalar aplicaciones. Puedes descargar software prácticamente de cualquier lugar, lo que ofrece mucha libertad, pero también aumenta las posibilidades de que te encuentres con programas maliciosos. Por el contrario, Apple tiene un control mucho más estricto sobre las apps que puedes instalar en macOS, reduciendo considerablemente el riesgo de malware o virus en su ecosistema.
La base de usuarios más grande del mundo
Windows domina el mercado de los sistemas operativos con más del 70% de los usuarios a nivel global. Esto significa que, para los ciberdelincuentes, atacar Windows es una apuesta segura: infectar esta plataforma les da acceso a millones de dispositivos en todo el mundo.
Además, el público que usa Windows es súper variado. Lo usan desde expertos en tecnología hasta personas que apenas saben encender un ordenador. Es la opción más común en hogares, oficinas y escuelas, y esto lo convierte en un blanco atractivo y fácil para los hackers, que saben que tienen más probabilidades de encontrar víctimas desprevenidas en este sistema que en otros más cerrados o especializados, como Linux o macOS.
Una arquitectura más relajada
Una de las grandes diferencias entre Windows y sistemas como macOS o Linux (basados en Unix) es cómo manejan los permisos de las aplicaciones. En Windows, muchas apps pueden ejecutarse con permisos de administrador sin que te des cuenta, lo que facilita que un virus acceda a partes importantes del sistema y cause problemas.
Por otro lado, macOS y Linux son mucho más estrictos con esto. Cada vez que una app necesita permisos especiales, te lo piden directamente, y no hacen nada sin tu autorización. Además, usan tecnologías como el sandboxing, que aísla las aplicaciones del resto del sistema, limitando el daño que cualquier software malicioso pueda causar.
Aunque Windows ha avanzado bastante en este aspecto con herramientas como el Control de Cuentas de Usuario (UAC) y algunas opciones de aislamiento de apps, estas medidas no son tan robustas ni tan populares entre los usuarios. Esto deja espacio para que los ciberdelincuentes exploten vulnerabilidades con más facilidad.
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¿Cómo proteger tu PC de forma sencilla?
Aunque Windows suele ser el blanco principal de los virus, no todo está perdido. Con unas cuantas buenas prácticas, puedes reducir muchísimo el riesgo de que tu equipo se infecte:
- Instala un buen antivirus y mantenlo actualizado. Es tu primera línea de defensa contra cualquier malware.
- Actualiza siempre tu sistema operativo y los programas que usas. Las actualizaciones corrigen fallos y vulnerabilidades conocidas que los hackers suelen aprovechar.
- Descarga aplicaciones solo de fuentes confiables. Evita instalar programas que provengan de sitios web desconocidos o sospechosos.
- Desconfía de los correos electrónicos raros. Los enlaces o archivos adjuntos de mensajes sospechosos son una de las formas más comunes de distribuir virus.
Con estos simples hábitos, puedes mantener tu PC más segura y reducir considerablemente las probabilidades de un susto con malware. ¡Tu seguridad está en tus manos!