“Ningún plan sobrevive al contacto con el enemigo.” La frase de Helmuth von Moltke, aunque forjada en el campo de batalla, cobra total vigencia en el mundo empresarial actual, especialmente cuando hablamos de ciberseguridad. Muchas organizaciones creen tener todo bajo control, hasta que se enfrentan al caos real de un ataque cibernético.
En los últimos años, el ransomware ha demostrado ser capaz de derribar empresas enteras en cuestión de horas, sin importar su tamaño o madurez digital. Y lo seguirá haciendo. Según el Informe de Investigaciones de Violaciones de Datos de 2024 de Verizon, un tercio de todas las filtraciones de datos involucran ransomware u otras técnicas de extorsión. De hecho, el informe señala que fue una de las principales amenazas en el 92 % de los sectores analizados.
Más allá de las estadísticas, los incidentes reales son aún más reveladores. El ataque a la cadena de suministro de Kaseya en 2021 es prueba de ello: una vulnerabilidad explotada en su plataforma de gestión de TI permitió que el ransomware afectara a cientos de organizaciones en todo el mundo en cuestión de horas.
Una sola brecha puede paralizar por completo una operación. Aun así, muchas empresas siguen enfocadas únicamente en la prevención, olvidando un factor igual o más importante: la capacidad de resistir, adaptarse y recuperarse. Eso es resiliencia. Y en el ámbito digital, se convierte en algo aún más concreto: ciberresiliencia.
El impacto del ransomware en las empresas: Más que pérdidas económicas
Cuando sale a la luz un ataque de ransomware, los titulares suelen ir directo al drama: cuánto dinero pidieron los atacantes, si la empresa pagó o no, y los dilemas legales y éticos detrás de todo eso. Pero hay una parte de la historia que rara vez se cuenta: el golpe emocional y organizacional que queda después.
Porque no es solo que los sistemas dejen de funcionar. Es que la empresa empieza a sangrar dinero, se pierden oportunidades importantes, los equipos entran en modo crisis total y la reputación de la marca se empieza a desmoronar. Y si encima los atacantes roban datos y amenazan con publicarlos, el nivel de estrés y presión se dispara.
La recuperación no es rápida ni limpia. Lo que empieza como una urgencia técnica se convierte en un maratón de semanas o incluso meses, con equipos exhaustos tratando de levantar todo de nuevo. El ransomware puede parecer “solo” una amenaza técnica (encriptan los datos, exigen dinero, fin), pero en realidad activa una cadena de daños operativos, financieros y humanos que puede dejar huella durante mucho tiempo.
Y los números lo respaldan. Según el Informe sobre el Costo de una Violación de Datos 2024 de IBM, recuperarse de un ataque de ransomware cuesta, en promedio, casi 5 millones de dólares. Una factura altísima, especialmente si se considera todo lo que no se puede medir: el desgaste del equipo, la pérdida de confianza y el impacto en la cultura interna.
Nota de rescate de ransomware Scarab (Fuente: Welivesecurity)
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¿Qué hacer ante un ataque de ransomware?
Cuando una empresa es víctima de ransomware, suele tener tres salidas posibles: restaurar los sistemas desde copias de seguridad, usar una herramienta de descifrado desarrollada por expertos en ciberseguridad o bien… pagar el rescate. Pero, ¿qué pasa cuando ninguna de estas opciones funciona?
Lo primero que hay que saber es que los atacantes no juegan limpio. Muchas veces, antes de lanzar el ataque, ya han infectado o cifrado las copias de seguridad para dejar a la empresa sin salida. Así, restaurar se vuelve imposible. Las herramientas de descifrado, por su parte, no siempre están disponibles para todas las variantes del ransomware, y aunque existan, rara vez son una solución rápida. Si necesitas recuperar operaciones en cuestión de horas, no sirven de mucho.
¿Entonces hay que pagar? Esa opción, además de ética y legalmente compleja, no garantiza absolutamente nada. El caso de Colonial Pipeline lo dejó claro: pagaron 4,4 millones de dólares y el descifrador que recibieron funcionaba tan mal que terminaron restaurando todo desde sus propias copias de seguridad. Para colmo, buena parte del rescate se perdió... aunque el Departamento de Justicia logró recuperar una porción luego.
Ahí es donde entra TecnetProtect, con un enfoque mucho más proactivo y completo frente al ransomware. En lugar de reaccionar después del daño, su tecnología está diseñada para prevenir, detectar y recuperarse del ataque en tiempo real.
¿Cómo lo logra? TecnetProtect combina protección antimalware basada en inteligencia artificial con un sistema de copias de seguridad automatizadas y seguras. Si detecta un comportamiento sospechoso que podría indicar un intento de ransomware, bloquea la amenaza al instante y activa una recuperación inmediata desde respaldos limpios y protegidos, sin necesidad de intervención humana.
Una de sus grandes ventajas es que los respaldos están validados, verificados y aislados del sistema principal, lo que impide que el propio ransomware los alcance o modifique. De esta forma, aunque el ataque logre ingresar, los datos críticos siguen estando seguros y listos para ser restaurados con rapidez.
Con TecnetProtect, la recuperación no es una apuesta, sino una garantía. Se elimina la dependencia de herramientas de descifrado inciertas o decisiones arriesgadas como pagar un rescate. La continuidad del negocio se mantiene, incluso en medio de un ataque.
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Prepararse para un ataque de ransomware: Clave de resiliencia empresarial
El ransomware no avisa. Llega, rompe todo a su paso y puede dejar a una empresa prácticamente en el piso en cuestión de horas. Es un verdadero disruptor, y si no tienes cómo defenderte ni cómo levantarte rápido, el impacto puede ser devastador.
Pero no todo son malas noticias. Las empresas que ya cuentan con buenas prácticas de prevención y recuperación tienen una ventaja enorme. No solo resisten mejor los ataques, sino que incluso pueden salir fortalecidas, demostrando agilidad, control y resiliencia frente a situaciones críticas. Y eso, hoy en día, es una ventaja competitiva real.
Porque seamos honestos: el entorno digital cambia todo el tiempo, y las amenazas evolucionan a la misma velocidad. La única forma de estar preparados es asumir que algo va a pasar en algún momento y tener un plan que funcione. Planifica para lo inesperado, porque en este juego, tu empresa sí depende de ello.