La escena del ransomware está atravesando una transformación profunda. DragonForce, una banda cibercriminal reconocida, está liderando un movimiento para reunir distintas operaciones de ransomware bajo una estructura organizada al estilo de un cártel. Para lograrlo, han lanzado un modelo de marca blanca que permite a otros grupos operar como afiliados, brindándoles toda la infraestructura necesaria para ejecutar ataques sin asumir los costos ni la complejidad de mantener sus propios sistemas. Aunque sus motivaciones son claramente financieras, afirman seguir ciertos principios éticos, como evitar atacar a organizaciones de atención médica.
Este giro estratégico no solo facilita que más actores se unan al negocio del ransomware sin tener conocimientos técnicos avanzados, sino que también aumenta exponencialmente el volumen y la sofisticación de los ataques. Comprender esta evolución es clave para anticipar riesgos, fortalecer defensas y prepararse frente a una amenaza que se vuelve cada vez más accesible y peligrosa.
En una operación típica de ransomware como servicio (RaaS), las cosas funcionan más o menos así: el grupo que desarrolla el ransomware crea el malware que cifra los archivos y se encarga de toda la infraestructura técnica. Por otro lado, los afiliados (que son como sus socios) toman ese paquete, le dan su propio toque si quieren, se infiltran en las redes de las víctimas y lanzan los ataques. Además, son ellos los que manejan las claves de descifrado y negocian directamente con las víctimas para cobrar el rescate.
El desarrollador también suele encargarse de algo conocido como "sitio de filtración de datos" (DLS), donde publican la información robada de las víctimas que se niegan a pagar. Todo esto no es gratis, claro: a cambio de usar el malware y toda la plataforma, los afiliados tienen que entregar una parte de los rescates que logran cobrar. Normalmente, el desarrollador se lleva alrededor del 30%.
El negocio de ransomware de DragonForce
DragonForce decidió llevar su operación a otro nivel y ahora se autodenominan un "cártel de ransomware". Bajo este nuevo modelo, se quedan con el 20% de cada rescate que logran cobrar.
¿Y qué ofrecen a cambio? A los afiliados les dan acceso a todo lo que necesitan: herramientas para negociar con las víctimas, espacio seguro para almacenar los datos robados y gestión completa del malware. Además, les permiten usar su famoso cifrador DragonForce, pero con la marca personalizada de cada afiliado.
Esta "nueva dirección" la anunciaron en marzo, invitando a los interesados a crear su propia marca dentro de una infraestructura que ya ha sido probada en el campo. Según explican, su objetivo es manejar un número ilimitado de marcas diferentes, capaces de atacar una variedad de sistemas: desde servidores ESXi y dispositivos NAS hasta sistemas BSD y Windows.
DragonForce anuncia un modelo RaaS similar a SaaS (Fuente: Secureworks)
Así funciona el "mercado" de ransomware de DragonForce
DragonForce explicó que su estructura funciona como un mercado abierto: los afiliados pueden elegir lanzar ataques usando el nombre DragonForce o, si prefieren, construir su propia marca totalmente personalizada.
En pocas palabras, los grupos de ciberdelincuentes pueden usar las herramientas y servicios de DragonForce, pero presentarlo como si todo fuera creación suya. A cambio, se evitan tener que lidiar con todo el trabajo pesado: nada de montar sitios para filtrar datos robados, ni negociar con las víctimas, ni preocuparse por desarrollar malware desde cero.
Eso sí, no es un "vale todo". Hay reglas estrictas y, si un afiliado mete la pata, lo expulsan sin dudarlo. "Somos socios honestos que respetamos las reglas", aseguraron desde DragonForce. Y tienen el control absoluto: todo lo que pasa corre en sus propios servidores, así que si alguien se desvía, lo detectan de inmediato.
Ahora bien, esas reglas solo aplican para los actores de amenazas que se sumen oficialmente a su nuevo modelo de ransomware-as-a-service. Cuando se les preguntó si los hospitales u organizaciones de salud están en su lista de objetivos prohibidos, mostraron algo de empatía:
"No atacamos pacientes de cáncer ni problemas cardíacos; si podemos, preferimos hasta mandarles dinero para ayudar. Estamos aquí por negocios y dinero, no para matar gente", explicó uno de sus representantes.
Este enfoque de DragonForce podría atraer a una audiencia aún más grande de afiliados, especialmente a quienes no tienen habilidades técnicas tan avanzadas. Con más afiliados entrando en su red, DragonForce podría aumentar sus ganancias, gracias a la flexibilidad y facilidad que ofrece su nuevo sistema.
Todavía no se sabe cuántos grupos de ransomware ya se han sumado a su cártel, pero DragonForce afirma que entre sus miembros ya hay nombres bastante conocidos en el mundo. De hecho, ya hay una nueva banda llamada RansomBay que se unió al modelo de DragonForce y está empezando a operar bajo este esquema.
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¿Qué nos espera en el futuro?
Lo que está haciendo DragonForce puede ser solo el principio de algo mucho más grande (y peligroso). Con este modelo de ransomware de marca blanca, es probable que pronto veamos:
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Mercados clandestinos llenos de kits de ransomware listos para usar, como si fueran productos genéricos.
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Servicios de ransomware-as-a-service todavía más fáciles de contratar y accesibles para cualquiera con malas intenciones.
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Campañas de extorsión digital automatizadas, dirigidas a varios sectores a la vez y con un nivel de profesionalismo cada vez mayor.
Todo este movimiento podría traducirse en pérdidas económicas enormes y meter una presión brutal sobre los equipos de ciberseguridad, que ya bastante tienen encima.
¿Cómo protegerse de estas nuevas amenazas?
Aunque la situación suena complicada, no todo está perdido. Hay formas muy efectivas de fortalecer tu defensa y minimizar los riesgos.
1. Educación constante
El primer escudo sigue siendo el conocimiento. Enseñar a tu equipo a detectar correos de phishing, enlaces maliciosos y técnicas de ingeniería social puede evitar muchos problemas antes de que empiecen.
2. Backups sólidos e inteligentes
Tener copias de seguridad actualizadas, automáticas y desconectadas de la red es clave para no depender de un rescate. Aquí entra TecnetProtect, que no solo hace backups tradicionales, sino que ofrece una protección activa contra ransomware. Esta solución detecta cambios sospechosos en los archivos en tiempo real, bloquea procesos de cifrado maliciosos y restaura automáticamente cualquier archivo afectado, todo sin interrumpir el trabajo del usuario.
3. Actualizar, actualizar y actualizar
Un sistema desactualizado es como dejar la puerta abierta. Instalar parches de seguridad apenas estén disponibles cierra vulnerabilidades que los atacantes adoran explotar.
4. Soluciones de seguridad integrales
Hoy no alcanza con un antivirus básico. Hay que usar soluciones más completas, que incluyan:
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Protección de endpoints avanzada.
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Detección de comportamiento anómalo.
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Segmentación de redes.
Herramientas como TecnetProtect combinan todo esto en una sola plataforma: backups seguros + protección anti-malware + gestión de vulnerabilidades. Una defensa integral, diseñada justamente para detener ataques como los de DragonForce antes de que causen daño.
5. Tener un plan de respuesta a incidentes (y probarlo de verdad)
No basta con tener un documento guardado en una carpeta. Tu plan de respuesta ante incidentes tiene que ser práctico, actualizado y ensayado con todo el equipo para actuar rápido y minimizar los daños si algo llega a ocurrir.
Conclusión
El modelo de ransomware como marca blanca es una señal de alerta: los ciberataques serán más numerosos, más personalizados y más peligrosos. Protegerse no solo implica invertir en tecnología, sino también en educar a las personas y estar siempre un paso adelante.
Soluciones como TecnetProtect ofrecen exactamente esa ventaja: protegen los datos, bloquean el ransomware antes de que cause estragos y permiten recuperar todo en minutos si llegara a ser necesario. En tiempos donde cada segundo cuenta, contar con esta clase de herramientas puede marcar la diferencia entre perderlo todo o seguir operando como si nada hubiera pasado.