La propuesta de aumentar el IVA del 16% al 20% a partir de 2026 está generando debate en todo el país. Pero más allá de la conversación fiscal, hay un punto crítico que pocas personas están analizando: esta digitalización forzada llega en un país profundamente vulnerable al fraude bancario, al robo de identidad y a la falta de protección real para usuarios. Antes de hablar de pagos electrónicos obligatorios, México necesita seguridad digital, educación y garantías mínimas para no exponer a la población.
A continuación, te explicamos por qué esta reforma, tal como está planteada, podría convertirse en un riesgo económico y social para millones.
La Agencia de Transformación Digital y Telecomunicaciones (ATDT), dirigida por Pepe Merino, busca justificar el aumento del IVA con tres argumentos: recaudar más, disminuir el uso de efectivo y acelerar el uso de pagos electrónicos.
El problema es que México no es Europa ni Estados Unidos. Aquí:
Cada año, los mexicanos pierden más de 80 mil millones de pesos por clonación de tarjetas, phishing, apps falsas y estafas digitales. Y aun así, la responsabilidad recae completamente en el usuario.
Si el efectivo sube al 20% de IVA y se incentivan pagos digitales sin protección, ¿quién va a absorber las pérdidas cuando lleguen los fraudes?
La respuesta actual es brutal: tú mismo.
La unidad de investigación de SILIKN, advierte que ningún país debería impulsar una reforma fiscal basada en pagos digitales sin antes garantizar:
Nada de esto existe actualmente.
Por eso, esta digitalización sería forzada, desigual e insegura, cargando el riesgo sobre quienes menos pueden asumirlo.
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Según la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera 2024:
En mercados, transporte público, tianguis y zonas rurales, el efectivo no es un capricho, es la única opción disponible. Elevar el IVA sin considerar esta desigualdad haría que las personas más pobres paguen proporcionalmente más por lo básico.
A la falta de inclusión financiera se suma la brecha tecnológica. Cifras del INEGI y Coneval señalan que:
¿De qué sirve impulsar los pagos electrónicos en un país donde millones todavía no tienen señal en su casa?
Para estas personas, el aumento del IVA no es una medida fiscal: es un castigo directo.
Estudios del Banco de México y del CIEP estiman que el aumento del IVA provocaría una inflación adicional de 3.2% a 3.6% solo durante el primer año.
Gastos básicos subirían de forma inmediata:
Y en los hogares de bajos ingresos, donde 80% del dinero se va a bienes gravados, el impacto sería devastador.
Además, lejos de reducir la informalidad, esta reforma podría incrementarla. ¿Por qué? Porque más personas buscarían esquivar el impuesto con ventas informales, pagos en efectivo bajo acuerdo y microeconomías fuera del radar fiscal.
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El gobierno asegura que esta medida podría recaudar entre 320 mil y 380 mil millones de pesos.
Sin embargo, análisis independientes muestran algo aún más revelador: esa cantidad podría obtenerse simplemente eliminando privilegios de funcionarios y gastos superfluos.
Las medidas más efectivas incluyen:
En total: entre 400 mil y 441 mil millones, más que lo que generaría subir el IVA.
Y todo esto sin tocar el bolsillo de los ciudadanos.
Las cifras son claras: México tiene una exposición altísima al fraude digital, infraestructura desigual y una población que aún depende del efectivo. Obligar el uso de pagos electrónicos sin blindar primero el ecosistema financiero sería una irresponsabilidad que pondría en riesgo a millones.
Esto no es modernización, es trasladar la carga fiscal y la inseguridad digital a quienes menos pueden defenderse.
En TecnetOne lo hemos repetido una y otra vez: la digitalización debe llegar acompañada de protección, educación y políticas públicas que realmente protejan al ciudadano. No al revés.