El 26 de septiembre de 2025, Corea del Sur vivió uno de los peores desastres digitales de su historia: un incendio arrasó por completo un centro de datos del Servicio Nacional de Recursos de Información (NIRS), destruyendo 878 terabytes de archivos oficiales.
Lo más grave no fue el fuego, sino el hecho de que no existían copias de seguridad. En cuestión de horas, ocho años de trabajo y datos gubernamentales desaparecieron para siempre.
El incidente, además, cobró una vida humana: un trabajador del centro, abrumado por el sentimiento de culpa, se quitó la vida tras haber participado toda la noche en las labores de extinción del fuego.
Cómo comenzó la tragedia
Todo ocurrió en la sede del NIRS, en Daejeon, una ciudad al sur de Seúl. Durante una operación de mantenimiento, unos técnicos movieron baterías de ion-litio para reorganizar parte del sistema eléctrico.
Catorce minutos después, una de ellas explotó, provocando un incendio devastador que se extendió rápidamente por toda la instalación.
Afortunadamente, el estallido no se produjo mientras los empleados manipulaban las baterías, lo que evitó una tragedia mayor. Sin embargo, el fuego redujo a cenizas todos los servidores del centro de datos.
Cuando el humo se disipó, los equipos de emergencia descubrieron la magnitud del desastre: 878 TB de información crítica se habían perdido para siempre, sin respaldo alguno.
Qué datos se perdieron
El sistema afectado, conocido como G-Drive (Government Drive), era la nube oficial del gobierno surcoreano, creada para centralizar la gestión de documentos públicos.
En sus servidores se almacenaban:
- Datos de 125.000 funcionarios públicos.
- Información de 163 servicios gubernamentales.
- Certificados de importación y exportación.
- Registros de seguridad de productos.
- Comunicaciones internas y correos electrónicos oficiales.
En otras palabras, se trataba del corazón digital de buena parte de la administración pública del país.
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El error fatal: no hacer copias de seguridad
Lo que más ha indignado a la población es que un centro de datos gubernamental no tuviera copias de seguridad de su información más valiosa.
Según el medio The Chosun Daily, el NIRS realizaba copias diarias solo del 62% de sus 647 sistemas, mientras que el 38% restante se respaldaba una vez al mes.
Pero lo más alarmante: los 878 TB de datos perdidos no tenían ningún respaldo, ni local ni remoto.
La justificación oficial fue tan sorprendente como preocupante. Un portavoz del gobierno declaró:
“El sistema era demasiado grande para respaldarlo completamente”.
Una respuesta que desató una ola de críticas, especialmente porque otros 95 sistemas afectados sí contaban con copias y pudieron recuperarse parcialmente.
Un mes después, el colapso continúa
A casi un mes del incendio, solo el 20% de los servicios digitales del gobierno surcoreano se han restablecido.
Las consecuencias afectan directamente a miles de personas: los correos electrónicos de los funcionarios siguen inactivos y muchos trámites fiscales y administrativos permanecen paralizados.
Equipos de expertos en recuperación de datos intentan rescatar lo poco que queda del G-Drive, utilizando copias antiguas y reconstrucción manual, pero la mayoría del contenido está irremediablemente perdido.
Un funcionario resumió el desastre con una frase que se volvió viral:
“Ocho años de trabajo, perdidos por completo”.
Cómo un descuido digital destruye una nación digital
El caso del NIRS pone en evidencia una verdad incómoda: la falta de cultura de respaldo es tan peligrosa como un ciberataque.
En TecnetOne lo repetimos constantemente: sin copias de seguridad, no existe seguridad digital.
Puedes tener cortafuegos, cifrados, autenticación multifactor y políticas de acceso, pero si los datos no están respaldados, todo puede desaparecer en minutos.
Lo ocurrido en Corea del Sur es una advertencia para gobiernos y empresas de todo el mundo. Ninguna infraestructura, por avanzada que sea, es inmune a errores humanos, incendios o fallas eléctricas.
El costo de no tener un plan de respaldo
Duplicar sistemas y mantener servidores de respaldo no es barato. Sin embargo, el precio de no hacerlo es infinitamente mayor.
El desastre del NIRS demuestra que la falta de inversión en ciberresiliencia tiene un costo humano, político y económico:
- Pérdidas de información histórica y administrativa.
- Interrupciones masivas en los servicios públicos.
- Desconfianza ciudadana hacia el gobierno.
- Consecuencias psicológicas entre el personal responsable.
La prensa local incluso ha exigido la dimisión del ministro de Tecnología y del director del NIRS, calificando el suceso de “negligencia imperdonable”.
Lo que se debería haber hecho
Este tipo de tragedias son evitables. En TecnetOne insistimos en aplicar estrategias de respaldo 3-2-1, un estándar en ciberseguridad que establece:
- 3 copias de los datos: el original y dos respaldos.
- 2 tipos de almacenamiento diferentes: por ejemplo, en la nube y en un servidor físico.
- 1 copia fuera de las instalaciones: en caso de desastres físicos, como incendios o inundaciones.
Además, las empresas y organismos públicos deben implementar copias inmutables (que no puedan ser alteradas ni cifradas) y pruebas de recuperación periódicas, para asegurarse de que los respaldos realmente funcionan.
El objetivo no es solo guardar información, sino garantizar que pueda restaurarse en minutos, sin detener la operación.
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El factor humano detrás del desastre
Más allá de los errores técnicos, esta tragedia también expone la enorme presión que recae sobre los trabajadores de TI.
El suicidio del empleado del NIRS, ocurrido pocas horas después del incendio, refleja la angustia y el sentido de responsabilidad que muchos profesionales enfrentan cuando la tecnología falla.
Por eso, en TecnetOne recordamos que la resiliencia digital también incluye la resiliencia humana. Los equipos deben contar con protocolos claros, apoyo emocional y liderazgo que fomente la prevención, no la culpa.
Una lección global sobre la fragilidad digital
El incendio del NIRS no es un caso aislado. En los últimos años, se han registrado incidentes similares en centros de datos de OVH (Francia), Amazon Web Services (EE. UU.) y OVHcloud (Alemania), todos con pérdidas millonarias.
Cada uno de estos casos recuerda que la nube no es infalible. Detrás de cada plataforma hay servidores físicos, vulnerables a incendios, errores eléctricos o simples fallas humanas.
La verdadera seguridad no se logra solo con tecnología, sino con planificación, disciplina y una mentalidad preventiva.
Conclusión: sin backup, no hay futuro digital
El incendio del centro de datos en Corea del Sur pasará a la historia como un ejemplo de lo que ocurre cuando la seguridad se da por sentada.
Ocho años de datos oficiales se esfumaron porque alguien decidió que respaldar era “demasiado grande o demasiado caro”.
La lección es clara: no existe transformación digital sin una estrategia sólida de copias de seguridad y recuperación ante desastres.
En TecnetOne, ayudamos a empresas y entidades públicas a construir esa resiliencia digital que evita que un error, un incendio o un ataque borre años de trabajo.
Porque los datos no solo son información: son la memoria, la operación y el futuro de una organización.