La infraestructura de red es básicamente el sistema nervioso de cualquier empresa que dependa de la tecnología. Todo pasa por ahí: desde los correos y la mensajería interna hasta los sistemas de gestión y las aplicaciones en la nube. Por eso, protegerla es crucial; no querrás que un hacker se cuele y acceda a datos confidenciales o, peor aún, bloquee el sistema y deje a todos sin acceso.
Pero aquí está el detalle: proteger tu red no es tan simple como poner una contraseña fuerte y activar el antivirus. Hacerlo bien implica toda una serie de prácticas, como controlar quién puede acceder a qué, actualizar constantemente los sistemas, y monitorear el tráfico para detectar cualquier actividad rara.
Uno de los ataques más preocupantes hoy en día es el DDoS, que satura servidores con tráfico falso hasta dejarlos fuera de servicio. Recientemente, se registró un intento de ataque DDoS que alcanzó los 3.8 terabytes de datos por segundo, el mayor registrado hasta la fecha. Este tipo de ataques, junto a otras amenazas cibernéticas en crecimiento, muestran cómo los ciberdelincuentes están aumentando su capacidad para comprometer infraestructuras de red.
Con la rápida migración de empresas a la nube y la digitalización de procesos, la infraestructura de red se ha convertido en un objetivo prioritario para los atacantes. Sin embargo, muchas organizaciones no están avanzando al mismo ritmo en seguridad: según un informe de Arctic Wolf, aunque el 45% de las empresas encuestadas sufrió un ataque de ransomware, solo un 33% contaba con métodos de detección de amenazas en su red. Para mantenerse un paso adelante, las organizaciones deben priorizar la seguridad de su infraestructura de red y adoptar medidas proactivas que protejan sus sistemas de manera efectiva.
¿Qué es la infraestructura de red?
La infraestructura de red es básicamente todo lo que conecta el ecosistema digital de una empresa. Desde servidores y discos duros hasta aplicaciones y servicios en la nube, si está en el entorno digital de la organización, forma parte de su infraestructura de red. En otras palabras, es todo ese conjunto de hardware y software que permite que la empresa funcione, colabore y se comunique.
Esta interconexión es una gran ventaja, porque permite a las empresas crecer y operar de manera más flexible, sin depender de una oficina física. Pero también tiene un lado oscuro: mientras más dispositivos y sistemas estén conectados, más puntos de entrada hay para los atacantes. Si alguien logra acceder a uno de estos puntos críticos, puede interrumpir el trabajo, robar información confidencial o incluso paralizar la organización entera, generando pérdidas de tiempo y de dinero, además de afectar la reputación de la empresa.
Por ejemplo, si un atacante se cuela en el enrutador principal de la empresa, podría espiar o manipular el tráfico de datos y moverse por la red para causar más daños. Y no solo estamos hablando de ataques DDoS, que han crecido un 102% en lo que va del año y afectan especialmente a sectores como el gubernamental. También hay amenazas más complejas, como el robo de credenciales, el phishing o el ransomware. Proteger la infraestructura de red no solo se trata de evitar molestias, sino de prevenir ataques que pueden tener consecuencias mucho más graves y duraderas.
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¿Qué es la seguridad de la infraestructura de red?
La seguridad de la infraestructura de red es un concepto amplio que cubre todo lo necesario para proteger cada rincón de tu red. Y cuando decimos "todo", nos referimos a la tecnología, las herramientas y hasta el factor humano. Incluye desde lo básico, como antivirus y gestión de accesos privilegiados, hasta configuraciones avanzadas como detección y respuesta a amenazas (MDR) o un equipo interno de seguridad (SOC) que esté al pie del cañón monitoreando posibles riesgos.
Algunas prácticas clave de seguridad de red incluyen cosas como la segmentación de la red (dividirla en secciones para limitar el movimiento de un atacante), usar VPNs, cifrar los datos entre dispositivos, establecer restricciones de acceso y aplicar medidas de refuerzo para evitar que la red sea fácil de comprometer. Cada organización es única, y su enfoque de seguridad debe adaptarse a sus necesidades específicas, pero lo importante es cubrir todos los puntos críticos, no solo el "perímetro" de la red como hacíamos antes. Hoy en día, con redes tan complejas y todo moviéndose a la nube, ese límite exterior es cada vez más difuso.
Aunque las amenazas están siempre presentes, hay mucho que cada empresa puede hacer para mejorar la seguridad de su red. Tomar medidas preventivas, fortalecer las defensas y ser proactivo con la seguridad no solo ayuda a mantener la red segura, sino que también fortalece la postura de seguridad general de la organización, haciéndola menos vulnerable a los ataques.
¿Cómo proteger tu infraestructura de red?
1. Haz una evaluación de riesgos en tu red
Empezar con una evaluación de riesgos es clave para entender qué tan expuesta está tu red y dónde están las posibles fallas. Esto no solo implica revisar el hardware y el software, sino también los procesos de ciberseguridad y las personas que los gestionan. Haz un inventario de todos los elementos de tu red (servidores, aplicaciones, usuarios con acceso) y asegúrate de que las cosas básicas estén cubiertas, como cambiar contraseñas predeterminadas o limitar accesos innecesarios. Esto te ayudará a ver dónde están los puntos débiles y a planificar cómo responder si algo sale mal.
2. Realiza análisis de vulnerabilidades y mantén tus parches al día
Los ataques muchas veces explotan fallas conocidas en el sistema. Por eso, es importante realizar análisis de vulnerabilidades regularmente, tanto internos (dentro de tu red) como externos (desde internet). Los análisis externos te muestran qué ven los atacantes desde fuera, como puertos abiertos o servicios expuestos. Los internos revisan dispositivos dentro de tu red, como laptops y servidores, buscando configuraciones incorrectas o software sin actualizar. Automatizar este proceso con herramientas de escaneo te ahorrará tiempo, pero asegúrate de tener una política clara: define cada cuánto tiempo escanearás, cuánto tardarás en aplicar parches y cómo priorizarás en caso de múltiples vulnerabilidades.
3. Implementa controles de acceso estrictos
Limitar quién puede acceder a qué parte de tu red es esencial. Usa autenticación multifactor (MFA) para añadir una capa extra de seguridad y aplica el principio de mínimo privilegio (PoLP), que garantiza que cada usuario solo tenga acceso a lo estrictamente necesario. Esto no solo ayuda a prevenir accesos no autorizados, sino que también limita el “movimiento lateral” de un atacante en caso de que logre entrar a la red.
4. Reduce la exposición de tu red al exterior
La regla aquí es simple: lo que no está expuesto, no puede ser atacado. Asegúrate de que servicios críticos como el protocolo de escritorio remoto (RDP) no estén accesibles directamente desde internet; usa VPN y MFA para proteger el acceso a ellos. Además, una herramienta de gestión de la seguridad en la nube (CSPM) puede ayudarte a cerrar cualquier brecha en tu infraestructura en la nube.
5. Segmenta tu red
Dividir tu red en subredes más pequeñas te permite controlar mejor el flujo de tráfico y limitar los accesos. Esto significa que, si alguien logra entrar, no tendrá acceso libre a toda tu infraestructura. La segmentación es especialmente útil para proteger activos críticos, como bases de datos y aplicaciones sensibles, creando “microperímetros” que aíslan recursos importantes del resto de la red.
6. Monitorea tu red 24/7
El monitoreo constante es clave para detectar actividades sospechosas en tiempo real. Tener herramientas de monitoreo que funcionen 24/7 y recojan datos de telemetría te permite ver no solo lo que está ocurriendo en tu red, sino también anticiparte a posibles riesgos. Asegúrate de contar con tecnología y personal que puedan reaccionar rápidamente ante cualquier alerta, incluso en fines de semana o fuera de horas laborales.
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Conclusión
Proteger la red de una empresa es un trabajo continuo. Las amenazas evolucionan cada día, y para mantenerse a salvo ya no basta con instalar un par de herramientas y olvidarse del tema. Desde evaluaciones de riesgos hasta monitoreo 24/7, cada medida que implementas ayuda a fortalecer tu seguridad y reducir el riesgo de ataques. Pero, seamos honestos: la seguridad no es algo que puedas dejar en piloto automático. Necesita atención constante y una respuesta rápida cuando algo se ve fuera de lo normal.
Ahí es donde un SOC como Servicio puede ser un gran aliado. Con un SOC externo, tienes a un equipo de expertos vigilando tu red día y noche, listos para detectar amenazas y actuar antes de que se conviertan en problemas graves. Esto te permite enfocarte en lo que realmente importa en tu negocio, mientras ellos se encargan de la seguridad. Si quieres llevar tu protección al siguiente nivel y contar con respaldo profesional en todo momento, ¡contáctanos y descubre cómo nuestro SOC puede ayudarte a mantener tu red segura!