Las contraseñas siguen siendo la primera línea de defensa para proteger nuestras cuentas, pero las recomendaciones sobre cómo crearlas han cambiado con el tiempo. Hoy en día, se prioriza la longitud sobre la complejidad, haciendo que las frases de contraseña largas sean más efectivas que combinaciones cortas y difíciles de recordar. Sin embargo, hay algo que no cambia: el hashing sigue siendo fundamental. No importa qué tan segura sea tu contraseña, si no está protegida con un buen algoritmo de hash, podría quedar expuesta en caso de una filtración de datos.
Pero, ¿qué tan seguros son realmente estos algoritmos? Con el poder de cómputo y la inteligencia artificial avanzando rápidamente, los hackers tienen más herramientas para tratar de descifrarlos. En este artículo, exploraremos cómo funcionan los algoritmos de hashing, qué técnicas usan los atacantes para intentar romperlos y qué medidas puedes tomar para mantener tus contraseñas protegidas.
Técnicas modernas de descifrado de contraseñas
Los ciberdelincuentes tienen todo un arsenal de técnicas para descifrar contraseñas protegidas con hashing. Desde probar combinaciones al azar hasta explotar patrones comunes, cada método está diseñado para reducir el tiempo que les toma encontrar la clave correcta. Aquí te explicamos los más usados:
Ataques de fuerza bruta
Este es el método más simple pero también uno de los más efectivos. Básicamente, los hackers prueban todas las combinaciones posibles hasta dar con la correcta. Para hacerlo más rápido, usan potentes procesadores y tarjetas gráficas (GPU) que pueden probar millones de contraseñas por segundo. Cuanto más corta y simple sea una contraseña, más fácil será romperla con este método.
Ataques de diccionario
En lugar de probar combinaciones aleatorias, este método usa listas de palabras y frases comunes como base. ¿Has usado una contraseña como "password123" o "qwerty"? Esas son las primeras que se prueban. Además, estos diccionarios pueden incluir contraseñas filtradas en brechas de seguridad, variaciones con símbolos (como cambiar "a" por "@") y combinaciones populares.
Ataques híbridos
Este es un combo de los dos anteriores. Los hackers comienzan con palabras de diccionario, pero luego les añaden números, caracteres especiales o combinaciones predecibles. Por ejemplo, si alguien usa "Barcelona2024", un ataque híbrido lo descifraría mucho más rápido que un ataque de fuerza bruta puro.
Ataques de máscara
A veces, los hackers tienen pistas sobre cómo podría ser una contraseña, como la cantidad de caracteres o si empieza con una letra mayúscula. Los ataques de máscara aprovechan esta información para reducir la cantidad de intentos necesarios. Por ejemplo, si saben que una contraseña tiene 10 caracteres y termina en un número, pueden optimizar el proceso en lugar de probar todas las combinaciones posibles.
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¿Cómo protege el hashing tus contraseñas de los hackers?
Los algoritmos de hashing son una de las herramientas más importantes para la seguridad digital. Se usan en muchas áreas, desde verificar la integridad de archivos hasta firmar documentos digitales. Pero donde realmente marcan la diferencia es en la protección de contraseñas.
Sin hashing, las contraseñas se almacenarían en texto plano, lo que significa que cualquiera que acceda a la base de datos podría verlas tal cual. Con hashing, en cambio, las contraseñas se convierten en un código irreversible. Así que, aunque un hacker logre robar una base de datos de contraseñas, no podrá leerlas ni usarlas fácilmente.
Además, los algoritmos de hashing están diseñados para que descifrar una contraseña sea un proceso extremadamente lento y costoso en términos de recursos, lo que desmotiva a los atacantes y los hace buscar objetivos más fáciles.
Pero... ¿los hackers pueden descifrar los hashes?
En teoría, los algoritmos de hashing son funciones unidireccionales, lo que significa que no se pueden revertir. Sin embargo, los ciberdelincuentes tienen formas de intentarlo.
La técnica más común es la fuerza bruta, que consiste en probar millones (o incluso miles de millones) de combinaciones por segundo con ayuda de software especializado como Hashcat, John The Ripper o L0phtcrack. También utilizan potentes tarjetas gráficas (GPU) para acelerar el proceso.
El tiempo que tarda un hacker en romper un hash depende de dos factores clave:
- El algoritmo de hashing utilizado: Algunos, como MD5 o SHA-1, son obsoletos y pueden romperse en segundos. Otros más avanzados, como bcrypt, Argon2 o PBKDF2, están diseñados para resistir estos ataques.
- La complejidad de la contraseña: Una contraseña corta y simple puede descifrarse casi al instante, mientras que una contraseña larga y compleja puede tomar miles o incluso millones de años en romperse.
Comparativa de algoritmos de hashing: ¿Cuál es más seguro?
No todos los algoritmos de hashing son iguales. Algunos, que en su momento fueron considerados súper seguros, hoy pueden romperse en segundos. Otros siguen siendo opciones sólidas para proteger contraseñas. Veamos cómo se comparan algunos de los más conocidos.
MD5: Antiguo pero aún en uso
MD5 fue un estándar de la industria durante años, pero hoy en día se considera inseguro debido a sus vulnerabilidades. Aun así, sigue siendo sorprendentemente común. Por ejemplo, WordPress lo usa por defecto, y dado que este CMS impulsa casi el 44% de los sitios web con gestores de contenido, millones de contraseñas siguen protegidas con este algoritmo.
El problema es que, con herramientas modernas, romper un hash MD5 es muy fácil. Con una buena tarjeta gráfica (GPU) y software especializado, los hackers pueden descifrar al instante cualquier contraseña numérica de hasta 13 caracteres. En contraste, si la contraseña tiene 11 caracteres y combina mayúsculas, minúsculas, números y símbolos, descifrarla podría tardar 26,500 años. Pero, seamos realistas, nadie usa contraseñas tan largas de forma habitual.
SHA-256: Mucho más seguro, pero no perfecto
SHA-256 es parte de la familia SHA-2 y fue desarrollado para reemplazar al ya obsoleto SHA-1. Se considera mucho más seguro y es el estándar en muchas aplicaciones de seguridad, desde certificados SSL hasta criptomonedas como Bitcoin.
Si usas SHA-256 junto con una contraseña larga y compleja, romperla por fuerza bruta sería prácticamente imposible. Por ejemplo, una contraseña de 11 caracteres con números, mayúsculas, minúsculas y símbolos tardaría más de 2,000 años en descifrarse, incluso con hardware potente.
Pero hay un problema: SHA-256 por sí solo no incluye "sal" (datos aleatorios añadidos a la contraseña para hacerla única). Esto significa que, si dos personas usan la misma contraseña, tendrán el mismo hash, lo que facilita ataques con bases de datos filtradas.
Además, las contraseñas más débiles siguen siendo vulnerables. Un hash SHA-256 de 9 caracteres compuesto solo por números o letras minúsculas puede romperse al instante con la tecnología actual.
Bcrypt: Seguridad reforzada con sal y factor de costo
Bcrypt es una de las mejores opciones para almacenar contraseñas de manera segura. A diferencia de SHA-256, este algoritmo agrega automáticamente un dato aleatorio (sal) a cada hash, lo que evita que los atacantes usen bases de datos preexistentes para descifrar contraseñas comunes.
Pero su gran ventaja es el factor de costo. Este ajuste permite que bcrypt sea cada vez más lento a medida que la tecnología avanza, dificultando los ataques con hardware más potente.
¿El resultado? Romper una contraseña bcrypt de 8 caracteres, combinando números, mayúsculas, minúsculas y símbolos, podría tomar más de 27,000 años, incluso con las mejores herramientas disponibles. Sin embargo, si la contraseña tiene menos de 8 caracteres y solo usa números o minúsculas, aún puede ser vulnerable y romperse en cuestión de segundos u horas.
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¿Cómo logran los hackers sortear el hashing?
No importa qué algoritmo de hash se use, el punto débil siempre es el mismo: contraseñas cortas y predecibles. Para que una contraseña sea realmente segura, debe ser larga, incluir una mezcla de mayúsculas, minúsculas, números y símbolos. Pero incluso la contraseña más fuerte pierde su efectividad si la reutilizas en varios sitios.
Y aquí es donde los hackers realmente sacan ventaja. En lugar de gastar tiempo y recursos tratando de descifrar una contraseña bien protegida con bcrypt u otro algoritmo fuerte, lo que hacen es conseguir bases de datos filtradas en la dark web. Si tu contraseña ha sido expuesta en una brecha de seguridad y la usas en varias cuentas, los atacantes pueden acceder a ellas en cuestión de segundos.
En otras palabras, descifrar una contraseña compleja es casi imposible, pero usar una ya filtrada es rápido y efectivo. Por eso, la mejor defensa no es solo elegir contraseñas seguras, sino también hacer que cada una sea única y usar un gestor de contraseñas para mantenerlas organizadas.