Las contraseñas suelen ser una de esas cosas que pasamos por alto… hasta que es demasiado tarde. Su importancia solo se vuelve evidente cuando alguien accede sin permiso a una cuenta, roba información o causa un problema que podría haberse evitado con una clave más segura. Pero la realidad es que la mayoría de las personas no se da cuenta de lo vulnerables que son sus contraseñas frente a los métodos más comunes de hackeo.
Tu contraseña es lo único que protege tu información de los ciberdelincuentes, pero ¿es realmente segura? Todos los días, miles de cuentas son hackeadas porque la gente sigue usando claves débiles o porque los atacantes tienen formas cada vez más avanzadas de descifrarlas. No basta con evitar "123456" o "password"; hay que entender cómo funcionan estos ataques y, sobre todo, cómo defenderse.
El cracking de contraseñas es el proceso mediante el cual los atacantes intentan descubrir contraseñas mediante herramientas y algoritmos avanzados. Este tipo de ataques puede ser manual o automatizado y, dependiendo de la técnica utilizada, puede tomar desde segundos hasta años en descifrar una contraseña. Con los avances tecnológicos y la creciente capacidad de procesamiento de las computadoras, los métodos de cracking de contraseñas han evolucionado. A continuación, analizamos las tres técnicas más comunes en 2025.
El ataque de fuerza bruta es uno de los métodos más simples pero efectivos para descifrar contraseñas. Básicamente, los hackers utilizan herramientas automatizadas para probar todas las combinaciones posibles hasta encontrar la correcta. Este tipo de ataque no es nuevo, pero con la mejora del poder de procesamiento y almacenamiento, se ha vuelto aún más eficiente, sobre todo cuando las contraseñas son débiles.
Existen diferentes formas de ejecutar un ataque de fuerza bruta:
Algunas de las herramientas más populares para este tipo de ataques son:
En 2021, T-Mobile sufrió una brecha de seguridad que comenzó con un ataque de fuerza bruta. Los hackers lograron acceder a los sistemas de la compañía y robar información de más de 37 millones de clientes, incluidos datos sensibles como números de seguridad social y licencias de conducir.
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Los ataques de diccionario funcionan con una estrategia más específica: en lugar de probar todas las combinaciones posibles, los hackers utilizan listas de contraseñas comunes para intentar acceder a una cuenta. Este método es especialmente peligroso porque muchas personas siguen usando contraseñas débiles como "admin123" o "qwerty".
Los atacantes recopilan listas de contraseñas filtradas de bases de datos anteriores y las usan para probar credenciales en diferentes plataformas. Cuanto más predecible sea la contraseña, más fácil será descifrarla con este método.
El ataque a Yahoo en 2013 y la filtración de datos de LinkedIn en 2012 son ejemplos claros de lo efectivo que puede ser este método. Los atacantes usaron listas de contraseñas filtradas para acceder a cuentas de miles de millones de usuarios en todo el mundo.
Este método es un poco más avanzado y se enfoca en descifrar contraseñas almacenadas de forma cifrada en bases de datos. Las empresas suelen almacenar contraseñas en forma de "hashes", una versión encriptada de la clave original. Un ataque de tabla arcoíris usa bases de datos precalculadas de hashes y sus contraseñas correspondientes para hacer coincidir y recuperar la clave en texto plano.
Los atacantes generan una tabla con miles o millones de combinaciones de contraseñas y sus respectivos hashes. Cuando consiguen una base de datos con hashes robados, simplemente buscan coincidencias en la tabla en lugar de descifrar cada hash desde cero.
El uso de salting (agregar caracteres aleatorios a una contraseña antes de cifrarla) ha reducido la efectividad de este ataque, pero todavía sigue siendo un riesgo. La mejora en el hardware, como GPU potentes y almacenamiento barato, ha hecho que las tablas arcoíris sean más accesibles para los hackers.
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Saber cómo los hackers descifran contraseñas es solo el primer paso. Lo más importante es tomar medidas para proteger tus cuentas y reducir el riesgo de ser víctima de un ataque. Afortunadamente, hay varias estrategias que puedes aplicar para mantener tu información segura.
Las contraseñas cortas y predecibles son las más vulnerables a ataques de fuerza bruta y diccionario. Para fortalecerlas:
Un buen ejemplo de contraseña segura sería: Gz8pV@9nLm#ZyX2. También puedes usar frases de contraseña, como "MiPerroComePizza2025", que son más fáciles de recordar pero igualmente seguras.
Si un hacker logra obtener tu contraseña, la autenticación en dos pasos puede evitar que acceda a tu cuenta. Este sistema requiere un segundo método de verificación, lo que añade una capa extra de seguridad.
Métodos recomendados:
Si usas la misma contraseña en varios servicios y uno de ellos es hackeado, los atacantes intentarán usarla en otros sitios. Para evitarlo:
Los ataques de tablas arcoíris son más efectivos contra sitios web que almacenan contraseñas sin cifrar correctamente. Para asegurarte de que los servicios que usas sean seguros:
En resumen, ninguna contraseña es infalible, pero usar frases de contraseña largas y complejas sigue siendo una de las mejores formas de protegerte contra los ataques más avanzados. Más allá de eso, la clave está en la concientización: entender los riesgos, aprender a crear contraseñas seguras y adoptar buenos hábitos de ciberseguridad puede marcar la diferencia entre mantener tu información protegida o convertirte en un blanco fácil para los hackers.