El auge del trabajo remoto ha impulsado el uso masivo de herramientas que permiten acceder a equipos y servidores a distancia, siendo el Remote Desktop Protocol (RDP) una de las más utilizadas en entornos corporativos. Esta función, integrada en sistemas Windows, facilita la conectividad remota y el soporte técnico sin necesidad de estar físicamente en el lugar.
Sin embargo, a medida que crece su adopción, también lo hacen los riesgos asociados. Muchas organizaciones no son plenamente conscientes de que, si no se configura adecuadamente, RDP puede convertirse en una vía directa para ataques cibernéticos. Las vulnerabilidades en su seguridad ya han sido explotadas por grupos de ransomware y ciberdelincuentes en todo el mundo. La clave está en comprender cómo funciona RDP, identificar sus puntos débiles y aplicar las medidas necesarias para cerrarlos antes de que sea demasiado tarde.
El RDP, que significa Remote Desktop Protocol (o en español, Protocolo de Escritorio Remoto), es una herramienta que te permite conectarte a otra computadora y controlarla como si estuvieras justo frente a ella, pero desde cualquier lugar.
Generalmente, no necesitas instalar nada extra para usarlo, especialmente si estás en Windows, ya que fue creado por Microsoft y viene integrado en el sistema operativo.
Se usa mucho para cosas como dar soporte técnico, administrar servidores o colaborar en proyectos a distancia, todo en tiempo real y sin tener que estar físicamente en el mismo sitio que la máquina.
Para empezar a usar RDP, necesitas tener dos cosas claras: un dispositivo desde donde te vas a conectar (el cliente) y otro al que te vas a conectar (el servidor).
En el equipo que vas a usar para conectarte, debes tener instalado un software cliente (aunque en Windows ya viene listo para usarse). Y en el otro equipo (el que va a recibir la conexión) debe estar habilitado el software de servidor RDP, que también suele venir activado por defecto en muchas versiones de Windows.
Una vez que ambos están configurados, se establece la conexión entre ellos usando el puerto 3389, que es el que RDP usa por defecto. A través de esta conexión se envía todo lo que pasa en la sesión remota: los clics del mouse, lo que escribes en el teclado, los movimientos de ventanas… básicamente todo lo que harías si estuvieras frente a la otra computadora.
Y para que nadie se meta donde no debe, toda esta información va encriptada, lo que significa que está protegida para que los ciberdelincuentes no puedan interceptarla o espiarla.
Como cualquier tecnología, RDP tiene sus puntos fuertes y sus limitaciones:
No necesitas usar una VPN para conectarte, lo cual simplifica bastante las cosas.
Puedes usarlo desde casi cualquier equipo, incluso uno que no sea muy potente.
Accedes a tu computadora remota cuando quieras, sin estar físicamente ahí.
Es ideal cuando necesitas trabajar con datos que, por temas legales o de cumplimiento, deben quedarse almacenados localmente.
Necesitas configurar software en ambos equipos, lo cual puede ser una barrera si no estás familiarizado con esto.
A veces, si la conexión no es muy buena, puede haber ligero retraso en las acciones (como mover el mouse o abrir ventanas).
Funciona mejor en Windows, así que si usas otros sistemas operativos puede ser más complicado.
Y sí, tiene vulnerabilidades de seguridad que han sido aprovechadas por atacantes, por eso es tan importante configurarlo bien y mantenerlo protegido.
Conoce más sobre: Detección de Acceso RDP a la Venta en Foros de la Dark Web
Usar RDP puede ser muy útil, pero si no se configura bien, también puede convertirse en una gran puerta de entrada para los ciberataques. Muchos casos de ransomware han empezado precisamente así: alguien deja el acceso remoto mal protegido y los atacantes lo aprovechan para entrar y causar un desastre.
El problema es que RDP usa por defecto el puerto 3389, que si está abierto a internet sin ninguna protección, es como dejar la puerta de tu casa sin llave. Existen herramientas automáticas que escanean miles de direcciones IP buscando justo eso: accesos mal configurados.
Y aunque RDP cifra los datos que se envían durante la sesión, eso no significa que sea 100% seguro. Si alguien logra entrar, puede tener acceso a todo como si estuviera usando tu computadora directamente.
Varias empresas han sufrido graves consecuencias por no asegurar correctamente sus accesos remotos. Uno de los casos más sonados fue el del Hospital de Düsseldorf en Alemania, donde un ataque de ransomware iniciado a través de RDP provocó la caída de sistemas críticos y la muerte de una paciente que tuvo que ser redirigida a otro centro médico.
Otro ejemplo es el caso del ataque a Colonial Pipeline en Estados Unidos, donde un grupo de ransomware aprovechó credenciales comprometidas para acceder a la red interna, interrumpiendo el suministro de combustible a millones de personas.
Hoy en día, con tantas personas conectándose de forma remota, no basta con “instalar y usar”. Hay que tomarse en serio la seguridad. Aquí van algunas recomendaciones que realmente hacen la diferencia:
Nada de contraseñas fáciles: olvídate de usar “123456” o “admin”. Usa claves largas, complejas y diferentes para cada usuario. Y si puedes, activa la autenticación multifactor (MFA).
Activa un firewall: configura reglas para que solo ciertas IPs (por ejemplo, las de tu oficina o equipo autorizado) puedan intentar conectarse.
Mantén todo actualizado: asegúrate de tener la última versión de Windows y de RDP. Las actualizaciones corrigen vulnerabilidades que podrían explotarse si las dejas sin parchear.
Restringe el acceso: solo da permiso a las personas que realmente lo necesitan. Nada de cuentas genéricas o sin control. Y lleva un registro de quién entra y cuándo.
Usa una VPN: en lugar de exponer RDP directamente, pide que la conexión se haga primero por VPN. Es una capa más que hace mucho más difícil que alguien entre sin permiso.
Limita los intentos fallidos: configura el sistema para que, después de varios intentos de inicio de sesión fallidos, la cuenta se bloquee temporalmente. Esto frena los ataques por fuerza bruta.
El uso del protocolo RDP no tiene que ser peligroso. El verdadero problema está en la falta de configuración y protección adecuadas. Si se toman las medidas correctas, puede ser una herramienta útil y segura para la administración y acceso remoto.
Recuerda: no se trata de dejar de usar RDP, sino de usarlo con cabeza. Y cuanto antes empieces a aplicar estas recomendaciones, mejor protegido estarás.
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