Aunque hoy en día todo el mundo habla de proteger apps, APIs y móviles, la seguridad de red no recibe la atención que merece… y eso es un error. Las fallas en la infraestructura de red pueden abrir la puerta a ataques devastadores, como pasó con el incidente de MOVEit en 2023.
Ese año, una vulnerabilidad en el software de transferencia de archivos MOVEit (muy usado en sectores como salud, finanzas y gobierno) fue explotada masivamente por el grupo de ransomware CL0P. El resultado: más de 2.700 organizaciones comprometidas y los datos personales de cerca de 93 millones de personas expuestos . Esta brecha demostró que incluso los sistemas aparentemente seguros pueden ser una vía de ataque si no se revisan a fondo.
La buena noticia es que situaciones como esta se pueden evitar. ¿Cómo? Con pentesting de red constante. Básicamente, se trata de permitir que un experto en seguridad (un “hacker ético”) lance ataques controlados contra tu infraestructura para detectar y corregir vulnerabilidades antes de que alguien malintencionado las encuentre.
Las pruebas de penetración de red, o network penetration testing, son una forma específica de pentesting que se enfoca en poner a prueba toda la infraestructura de red de una empresa, pero de manera controlada y ética, como si un hacker “bueno” intentara encontrar fallos antes que lo hagan los malos.
El objetivo principal de estas pruebas es descubrir vulnerabilidades dentro de la red corporativa, desde fallos de configuración hasta accesos no autorizados. Para lograrlo, se simulan distintos tipos de ataques, tanto desde fuera como desde dentro de la organización. Esto puede incluir desde pruebas externas en aplicaciones web hasta escenarios más realistas como ataques de phishing simulados, evaluando así la resistencia real de la red y del personal ante amenazas cibernéticas.
Porque las redes son la puerta de entrada a toda la infraestructura digital. Un error en la configuración del firewall, una contraseña débil o un servicio innecesario abierto pueden bastar para comprometer toda una organización. El pentesting revela esos puntos débiles antes de que sea demasiado tarde.
Las pruebas de penetración de red funcionan como una especie de "simulacro de ciberataque", pero llevado a cabo por expertos en seguridad conocidos como hackers éticos o equipos rojos. Estos profesionales utilizan herramientas y técnicas similares a las que emplearían los ciberdelincuentes reales, con un solo objetivo: poner a prueba la red desde adentro y desde afuera para detectar fallos antes de que lo haga alguien con malas intenciones.
En la práctica, esto implica simular intentos de intrusión para acceder a la red corporativa sin autorización, saltándose firewalls, identificando puntos débiles y explotando vulnerabilidades en los sistemas. Se pueden atacar aplicaciones web, APIs, dispositivos conectados (endpoints) e incluso los controles físicos de acceso si el alcance lo permite.
Además, estos ataques controlados pueden apuntar directamente al sistema operativo, permitiendo detectar configuraciones erróneas, software desactualizado o servicios mal protegidos. Todo esto proporciona información valiosa sobre los puntos más vulnerables de la red.
Durante una prueba de este tipo, los expertos pueden simular amenazas reales como:
Ataques de denegación de servicio distribuido (DDoS)
Explotación de fallos en DNS
Campañas de phishing dirigidas
Distribución de malware
Inyecciones SQL en aplicaciones web
Estas pruebas no solo revelan dónde están los riesgos, sino que también permiten medir la capacidad de respuesta del equipo de seguridad, mejorar los protocolos internos y reducir la superficie de ataque real.
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En una prueba de penetración de red, los especialistas no solo simulan ataques, sino que también utilizan herramientas automatizadas y técnicas de reconocimiento para identificar vulnerabilidades de forma más eficiente. Gran parte del proceso se divide en dos tipos de pruebas principales: internas y externas.
En una prueba interna, el equipo de seguridad simula un escenario donde el atacante ya está dentro de la red, como si fuera un empleado malintencionado o alguien que logró obtener credenciales de acceso. El objetivo es descubrir qué tan lejos podría llegar un atacante con acceso interno, aprovechando permisos excesivos o configuraciones mal gestionadas.
Este tipo de simulación permite evaluar riesgos como:
Robo de datos confidenciales desde dentro de la red.
Escalamiento de privilegios para acceder a sistemas críticos.
Abuso de accesos legítimos para dañar o filtrar información.
Es ideal para detectar debilidades que los controles de seguridad perimetral no pueden cubrir.
Por otro lado, las pruebas externas buscan simular ataques desde fuera de la organización, tal como lo haría un ciberdelincuente sin acceso previo. El objetivo es encontrar vulnerabilidades expuestas a Internet, como servidores públicos, aplicaciones web, enrutadores o dispositivos de los empleados conectados remotamente.
Los pen testers analizan todo lo que esté visible desde el exterior y que pueda representar un punto de entrada, incluyendo:
Sitios web corporativos
APIs públicas
Puertos abiertos y mal configurados
Servicios en la nube mal protegidos
Este enfoque es clave para detectar riesgos de seguridad asociados a una superficie de ataque expuesta y prevenir accesos no autorizados desde el exterior.
Hacer una prueba de penetración de red no es simplemente “ver qué tan segura está la red”. Se trata de un proceso metódico que sigue varias etapas bien definidas, con el objetivo de simular ataques reales, detectar vulnerabilidades y ayudar a la organización a fortalecer su seguridad.
Al final del proceso, se entrega un informe detallado que resume los hallazgos, riesgos comerciales y recomendaciones para mejorar.
Todo comienza con una buena planificación. En esta fase inicial, los hackers éticos (también llamados pentesters) se reúnen con las partes interesadas para definir los objetivos del test, el alcance, y conocer cualquier vulnerabilidad que la empresa ya haya detectado. También se realiza una evaluación de vulnerabilidades previa para tener un panorama más claro antes de iniciar las pruebas.
Luego se acuerdan las métricas de éxito, los métodos que se usarán, y se elige qué tipo de pruebas realizar según el contexto de la organización. Aquí entran en juego las famosas perspectivas de prueba: caja negra, caja gris y caja blanca.
Caja negra: simula un ataque externo. Los pentesters no tienen información previa sobre la red, tal como un hacker real. Ideal para evaluar la exposición pública y detectar puntos de entrada desde el exterior.
Caja gris: combina elementos internos y externos. El tester tiene acceso parcial (por ejemplo, como si fuera un empleado con credenciales limitadas). Esta prueba busca identificar qué puede hacer alguien con cierto nivel de acceso desde dentro.
Caja blanca: el enfoque más completo. Aquí se proporciona acceso total al sistema, incluyendo el código fuente, documentación interna y arquitectura de red. Es útil para revisar en profundidad el diseño de seguridad y probar la red desde una perspectiva totalmente informada.
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Una vez definido el enfoque, es hora de investigar. En esta etapa, el equipo de pruebas recolecta información técnica sobre la infraestructura objetivo: direcciones IP, dispositivos conectados, servicios expuestos, etc.
Aquí también pueden aplicar tácticas de ingeniería social para probar si es posible manipular a empleados y obtener acceso a través de engaños (como phishing o llamadas simuladas). Todo esto se hace de forma controlada, por supuesto.
Además, se utilizan herramientas como:
Escáneres de puertos (por ejemplo, Nmap) para ver qué servicios están abiertos y disponibles.
Escáneres de vulnerabilidades para identificar fallos conocidos en sistemas operativos, aplicaciones o configuraciones.
Este paso es crucial para crear un “mapa” claro de las posibles rutas de ataque que un ciberdelincuente podría usar.
Ahora es momento de pasar a la acción. Basándose en todo lo descubierto anteriormente, los pentesters comienzan a simular ataques reales sobre los puntos vulnerables identificados. Esto puede incluir:
Inyecciones SQL en aplicaciones web
Pruebas de acceso no autorizado a servidores
Ejecución de scripts para manipular el sistema
Simulación de robo de datos
Intentos de mantener persistencia dentro del sistema sin ser detectados
El objetivo no es simplemente entrar, sino ver qué tan lejos podrían llegar, cuánto daño podrían causar, y cuánto tiempo podrían permanecer dentro sin levantar sospechas.
Esta etapa también prueba cómo responde el equipo de seguridad de la empresa: ¿detectan el ataque? ¿Pueden contenerlo? ¿Qué tan rápido reaccionan?
Una vez terminada la prueba, el equipo documenta todos los hallazgos en un informe de prueba de penetración. Este informe es uno de los entregables más importantes del proceso, ya que contiene:
Qué pruebas se realizaron y cómo
Vulnerabilidades encontradas, con evidencia técnica
Nivel de riesgo asociado a cada hallazgo
Recomendaciones específicas para corregir los problemas
Prioridades y próximos pasos sugeridos
Este documento se presenta al equipo de TI, pero también se traduce a un lenguaje más accesible para los tomadores de decisiones. ¿Por qué? Porque brinda una visión clara y estratégica del riesgo, ayudando a la empresa a priorizar inversiones en ciberseguridad y tomar decisiones informadas.
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No se trata solo de ver “si pueden hackearme”, sino de hacer un análisis realista y estructurado de cómo un atacante podría comprometer tu red y qué puedes hacer para evitarlo. Seguir este proceso ayuda a:
Identificar debilidades antes de que lo hagan los atacantes reales
Fortalecer políticas y configuraciones de seguridad
Educar al personal sobre riesgos de ingeniería social
Validar la efectividad de firewalls, sistemas de detección y otros controles
Cumplir con normativas y estándares de seguridad como ISO 27001, PCI-DSS o GDPR
Las pruebas de penetración de red son clave para proteger los datos y prevenir ataques antes de que ocurran. Aquí te explicamos por qué tantas empresas las están implementando:
Idealmente una vez al año o tras cambios importantes en la infraestructura.
No siempre. Lo importante es saber usarlas bien y adaptarlas al contexto.
No. El escaneo detecta fallos; el pentesting simula ataques reales para explotarlos y medir su impacto.
Sí, pero lo recomendable es contar con personal especializado o contratar expertos externos como TecnetOne.
Muchas veces, la seguridad de red queda en segundo plano después de proteger aplicaciones web y móviles. Pero dejarla para después es un error que puede salir carísimo.
El pentesting de red es clave para detectar vulnerabilidades antes de que lo hagan los atacantes. No es opcional: debe formar parte de cualquier estrategia seria de ciberseguridad junto con escaneos de vulnerabilidades continuos. La idea no es solo “ver si algo falla”, sino prevenir problemas antes de que exploten.
En TecnetOne podemos ayudarte a reducir drásticamente el riesgo de ciberataques al integrar pruebas de penetración de red de forma periódica y profesional. Invertir en este tipo de protección no solo te mantiene a salvo, también transmite confianza a tus clientes y stakeholders. Y eso, hoy en día, es tan valioso como los propios datos que estás protegiendo.