Cuando hablamos de ciberseguridad, muchos piensan en firewalls, antivirus o en tener la herramienta más avanzada para detectar amenazas. Pero la realidad es que, en muchas ocasiones, el mayor riesgo no viene del exterior… sino de dentro de la propia organización. Y sí, a veces ese riesgo puedes ser tú mismo (sin mala intención, claro).
En TecnetOne, lo sabemos bien: el error humano sigue siendo uno de los principales responsables de las brechas de seguridad. Trabajadores que hacen clic donde no deben, contraseñas débiles o repetidas, advertencias que se ignoran… ¿te suena?
Aquí es donde entran los KPIs de ciberseguridad, pero no hablamos de métricas aburridas que se pierden en una hoja de Excel. Nos referimos a indicadores que realmente te muestran si tu equipo está preparado para detectar un correo de phishing, responder ante comportamientos sospechosos o actuar antes de que sea demasiado tarde.
Más específicamente, hablamos de indicadores clave de rendimiento que te ayudan a medir la efectividad de la formación en concienciación sobre ciberseguridad. Porque no basta con capacitar: hay que asegurarse de que ese conocimiento se aplica cuando más importa.
Porque cuando hablamos de ciberseguridad, el factor humano sigue siendo el talón de Aquiles. Según el Informe sobre Filtraciones de Datos de Infosecurity, el 95 % de los incidentes están relacionados con un error humano.
Solo hace falta un clic en el enlace equivocado para que se desencadene un problema serio: pérdida de datos, interrupciones en la operación, daños reputacionales y, en sectores como salud o finanzas, incluso sanciones legales por incumplimiento normativo.
Y aunque tengas la mejor tecnología (firewalls, antivirus, sistemas de detección de amenazas), ninguna defensa técnica es perfecta. Al final, las personas son la última línea de defensa.
Por eso, conocer el nivel de concienciación en ciberseguridad de tu equipo ya no es un “nice to have”, sino una necesidad crítica. Medirlo con los KPIs adecuados no solo te ayuda a prevenir incidentes, sino también a fortalecer tu estrategia desde la base: las personas.
Cuando se habla de KPIs de ciberseguridad, solemos pensar en métricas técnicas, cifras complejas o informes que solo entienden los equipos de IT. Y sí, muchas de esas métricas son valiosas, porque te dicen cosas como cuánto cuesta un incidente, cuánto tarda tu equipo en detectarlo o cuánto tiempo pasa hasta que todo vuelve a la normalidad.
Aquí tienes un resumen rápido de algunos de los más comunes:
Coste de los incidentes: Puede parecer obvio, pero es uno de los más reveladores. Saber cuánto te cuesta cada brecha es fundamental para justificar inversiones y detectar puntos débiles.
MTTA (Mean Time to Acknowledge): ¿Cuánto tarda tu equipo en darse cuenta de que algo anda mal?
MTTR (Mean Time to Respond): ¿Qué tan rápido reacciona el equipo una vez detectado el incidente?
MTTR (resolución): ¿Y cuánto tiempo pasa hasta que el problema está realmente resuelto?
Todos estos indicadores son útiles, sí. Pero hay un área que muchas veces queda en segundo plano (y no debería): las personas.
Porque al final, no importa cuántas capas de protección técnica tengas si el usuario que está detrás del teclado cae en una trampa de phishing o ignora una alerta. Por eso, en este artículo nos vamos a centrar en los KPIs de ciberseguridad que te ayudan a medir el impacto real de la formación en concienciación de seguridad.
La formación en seguridad no debería ser ese curso anual que se hace solo para “cumplir con el protocolo”. Si de verdad quieres reducir riesgos, tiene que servir para cambiar comportamientos, crear cultura y generar conciencia real.
Y aquí es donde los KPIs entran en juego. Estos indicadores te muestran si lo que estás haciendo tiene efecto… o si solo estás marcando casillas sin impacto.
Lanzas una campaña simulada de phishing. Un correo falso, bien diseñado, con un enlace tentador. ¿Quién da clic?
Este KPI te muestra cuántas personas hacen clic y caen en la trampa. Pero va más allá: te da pistas sobre qué tipo de mensajes son más efectivos (o peligrosos) para tu equipo y si la formación previa realmente ha calado.
Lo ideal es que esta tasa disminuya con el tiempo. Si sigue alta, es una señal de alerta: tal vez la formación no está siendo efectiva, o simplemente no se está tomando en serio. Puedes considerar esta métrica como un índice de riesgo interno.
Cuando alguien ve algo raro, ¿lo reporta? ¿O simplemente lo ignora y sigue con su día? Este KPI mide el nivel de proactividad del equipo frente a posibles amenazas. Si la tasa de reporte sube (y los avisos son válidos), es una excelente señal: significa que las personas están más atentas, involucradas y conscientes de su rol en la seguridad de la empresa.
Cuanto antes se reporta un incidente, más rápido se puede actuar. Y eso reduce el impacto de forma drástica.
¿Tu equipo está haciendo los cursos o módulos que se les asignan? Este KPI te da una visión general del nivel de compromiso. Si las tasas de finalización son bajas, algo está fallando: quizás la formación no está bien comunicada, no es lo bastante clara o simplemente no se le está dando importancia.
Después de una sesión de formación, ¿los colaboradores retienen la información? ¿Pasan los tests con buenos resultados? Esta métrica te ayuda a medir la efectividad inmediata del contenido formativo. Pero ojo: aprobar una prueba no siempre garantiza que esa información se aplique en la práctica. Por eso, este KPI funciona mejor en combinación con los demás.
Este KPI es más global y quizás más difícil de medir a corto plazo, pero tiene un enorme valor: si los incidentes relacionados con errores humanos (clics en correos maliciosos, contraseñas débiles, etc.) van disminuyendo, es una clara señal de que la formación está funcionando y generando un cambio real.
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Si tu equipo ni siquiera termina los cursos de formación en seguridad, tenemos un problema… y no menor. Este es uno de los KPIs de ciberseguridad más básicos, pero también más reveladores.
¿Por qué? Porque no puedes medir mejoras si no sabes quién ha pasado por el proceso formativo. Pero ojo: completar un curso no siempre significa haber aprendido algo. Hay una gran diferencia entre hacer clic en “siguiente” para terminar rápido, y realmente interiorizar el contenido.
Por eso, más allá de mirar solo la tasa de finalización, asegúrate de que la formación sea interactiva, práctica y fácil de aplicar al día a día. El objetivo no es “cumplir”, sino formar equipos que piensen y actúen con seguridad digital en mente.
Este es, probablemente, el KPI más importante, pero también el más difícil de medir. No se trata solo de pasar un test o recordar conceptos teóricos, sino de aplicar lo aprendido en el día a día.
¿Tus trabajadores están empezando a:
Usar contraseñas más seguras?
Verificar enlaces antes de hacer clic?
Reportar correos sospechosos en lugar de ignorarlos?
Estas son señales de que la formación está funcionando. Para medirlo, puedes usar evaluaciones prácticas, análisis de comportamiento digital, o incluso auditorías sorpresa. No se trata de "pillar" a nadie, sino de entender si la concienciación está generando cambios reales y sostenibles en los hábitos.
Puedes tener los mejores firewalls, el antivirus más potente y todas las herramientas de detección de amenazas bien configuradas. Pero si alguien de tu equipo hace clic en el enlace equivocado… toda esa protección puede desmoronarse en cuestión de segundos.
En TecnetOne, lo hemos visto muchas veces: una estrategia técnica impecable puede caer por un simple error humano. Y si tu equipo no está bien formado en concienciación en ciberseguridad, estás dejando la puerta abierta a riesgos que podrías evitar fácilmente. Algunos de los más comunes son:
Phishing: el clásico que nunca pasa de moda. Correos que parecen legítimos, pero que esconden enlaces maliciosos.
Malware: suele llegar camuflado en archivos adjuntos o descargas poco fiables. Un clic, y ya lo tienes dentro.
Amenazas internas: a veces son errores inocentes; otras, actos malintencionados. En ambos casos, pueden hacer mucho daño.
Compromiso de credenciales: contraseñas compartidas, repetidas o mal gestionadas. Sí, todavía pasa… más de lo que imaginas.
Y si trabajas en sectores como salud, finanzas o legal, esto va mucho más allá de un problema técnico. Hablamos de consecuencias legales, pérdida de reputación y sanciones importantes. ¿Te suena la HIPAA? Pues imagina lo que puede pasar si alguien expone datos personales por accidente.
Por eso, desde TecnetOne insistimos tanto en que la ciberseguridad no es solo cuestión de tecnología: las personas son parte clave de la estrategia, y su formación no puede quedarse en segundo plano.
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Construir una verdadera cultura de seguridad no es algo que puedas activar con un clic. No funciona como una herramienta que instalas y listo. Es un proceso que se desarrolla con el tiempo, requiere compromiso, visibilidad… y, lo más importante, datos que te digan si vas por buen camino.
Ahí es donde entran los KPIs de ciberseguridad. Cuando eliges y mides los indicadores adecuados, no estás haciendo un trámite para cumplir con el checklist: estás obteniendo información valiosa para mejorar.
Los datos te permiten detectar patrones, identificar en qué áreas tu equipo necesita más apoyo y adaptar la formación en función de esos puntos débiles reales, no suposiciones.
Una buena práctica es diseñar simulaciones de phishing basadas en casos reales o en amenazas actuales. Así no solo entrenas a tu equipo, sino que les enseñas a estar alerta frente a lo que realmente está ocurriendo en el mundo digital.
Con el tiempo, pasas de una cultura reactiva (la que responde solo cuando hay un problema) a una cultura proactiva, donde la seguridad forma parte del día a día de tu equipo.
Sabes que medir el impacto de la formación en ciberseguridad es clave… pero también sabes que hacerlo bien puede ser un problema. Coordinar contenidos, hacer seguimiento del progreso, recopilar métricas, actualizar materiales… ¿suena abrumador? No tiene por qué serlo.
Con el programa de concientización en ciberseguridad de TecnetOne, todo ese proceso se automatiza y se adapta a tu realidad. Te permite formar a tu equipo de forma efectiva, sin perder tiempo en tareas manuales ni depender de suposiciones.
Esto es lo que ofrece:
Formación personalizada y dinámica: El contenido se adapta al rendimiento de cada usuario y a las amenazas más actuales. Nada de cursos genéricos: cada persona recibe formación relevante para su nivel y su contexto.
Paneles con datos en tiempo real: Accede a estadísticas claras sobre participación, progreso, tasas de clic en phishing simulado y mucho más. Así sabes exactamente dónde necesitas actuar y qué está funcionando.
Contenido siempre actualizado: Las amenazas evolucionan constantemente, y la formación también. El programa se mantiene al día para que tu equipo nunca se quede atrás.
Experiencia gamificada para el usuario: La formación es accesible desde un panel intuitivo y gamificado, lo que mejora el engagement y hace que los usuarios quieran participar, no que lo vean como una obligación más.
Es como tener una plataforma de entrenamiento personalizada, con métricas accionables, contenido relevante y una experiencia pensada para que aprender sobre seguridad no sea un castigo… sino parte del día a día.
Y si estás aprovechando octubre, el Mes de la Concientización en Ciberseguridad, es el momento perfecto para impulsar este cambio de cultura: no con campañas aisladas, sino con un enfoque continuo, medible y realmente efectivo.