Los juguetes inteligentes son aquellos que tienen capacidad para conectarse a Internet, a otros dispositivos o a servicios en la nube, y que ofrecen funciones interactivas, educativas o de entretenimiento a los niños. Algunos ejemplos son las muñecas que hablan, los robots que se mueven, los peluches que responden a las caricias o los drones que se controlan con el móvil.
Estos juguetes pueden ser muy beneficiosos para el desarrollo cognitivo, social y emocional de los más pequeños, pero también pueden suponer un riesgo para su privacidad y seguridad. Según un informe de una empresa española de ciberseguridad, la mayoría de los juguetes inteligentes más populares pueden espiar de forma ilícita en los hogares y robar datos personales, imágenes, sonidos o credenciales de los usuarios.
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¿Qué peligros pueden tener los juguetes inteligentes?
Los juguetes inteligentes suelen incorporar dispositivos como micrófonos, cámaras, sensores, transmisores, geolocalización o reconocimiento de voz, que pueden captar y procesar información sensible de los niños y sus familias. Esta información puede ser almacenada en servidores remotos, a los que pueden acceder terceros sin autorización, o transmitida a través de redes inseguras, que pueden ser interceptadas por ciberdelincuentes.
Algunas de las amenazas que pueden sufrir los usuarios de estos juguetes son:
- Robo de datos personales: Los juguetes inteligentes pueden recopilar datos como el nombre, la edad, el género, la dirección, el correo electrónico, el número de teléfono o las preferencias de los niños y sus padres, y usarlos para fines comerciales, publicitarios o delictivos.
- Robo de imágenes y sonidos: Los juguetes inteligentes pueden grabar o fotografiar a los niños y sus entornos, y enviar estas imágenes y sonidos a terceros, que pueden usarlos para extorsionar, chantajear, acosar o abusar de ellos.
- Espionaje: Los juguetes inteligentes pueden servir como dispositivos de escucha o vigilancia, que pueden captar conversaciones privadas, hábitos de consumo, rutinas diarias o secretos familiares, y revelarlos a personas no autorizadas.
- Control remoto: Los juguetes inteligentes pueden ser manipulados a distancia por ciberdelincuentes, que pueden hacerlos funcionar de forma anómala, dañina o peligrosa, o usarlos para acceder a otros dispositivos conectados en la misma red, como ordenadores, móviles o cámaras de seguridad.
- Interceptación de comunicaciones: Los juguetes inteligentes pueden enviar o recibir mensajes, llamadas o vídeos a través de Internet, que pueden ser interceptados por ciberdelincuentes, que pueden modificarlos, suplantar la identidad de los interlocutores o acceder a información confidencial.
- Ataques de denegación de servicio: Los juguetes inteligentes pueden ser víctimas de ataques que saturan su capacidad de conexión o funcionamiento, impidiendo que puedan usarse normalmente o provocando su bloqueo o avería.
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¿Cómo protegerse de los riesgos de los juguetes inteligentes?
Para evitar o minimizar los riesgos de los juguetes inteligentes, es importante seguir una serie de recomendaciones de ciberseguridad, tanto a la hora de comprarlos como de usarlos. Algunas de estas recomendaciones son:
- Elegir juguetes de marcas reconocidas y de confianza, que cumplan con las normativas de seguridad y privacidad vigentes, y que ofrezcan garantías de calidad y actualización.
- Leer detenidamente las condiciones de uso, la política de privacidad y los permisos que solicita el juguete, y aceptar solo los que sean necesarios y razonables para su funcionamiento.
- Configurar el juguete de forma segura, estableciendo contraseñas robustas, activando el cifrado, desactivando las funciones que no se usen, limitando el acceso a los datos y actualizando el software periódicamente.
- Conectar el juguete a redes seguras, evitando las redes públicas o abiertas, y usando un firewall o un antivirus para proteger el dispositivo y la red doméstica.
- Supervisar el uso del juguete por parte de los niños, explicándoles los riesgos que puede tener, estableciendo normas de uso responsable, respetando su intimidad y controlando el tiempo y el contenido de las actividades.
- Apagar o desconectar el juguete cuando no se use, para evitar que pueda ser activado o accedido de forma remota, y borrar o eliminar los datos que se hayan almacenado o compartido.
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Conclusión
Los juguetes inteligentes son una realidad cada vez más presente en la vida de los niños, que pueden aportarles beneficios educativos, lúdicos y sociales, pero que también pueden exponerles a riesgos de ciberseguridad. Por ello, es importante que los padres y los educadores sean conscientes de estos riesgos y adopten medidas de protección para garantizar el uso seguro y responsable de estos dispositivos. Así, los juguetes inteligentes podrán ser una fuente de diversión y aprendizaje, sin comprometer la privacidad y la seguridad de los más pequeños.