En la actualidad, donde la mayoría de nuestras interacciones y transacciones ocurren en línea, la seguridad cibernética se ha convertido en una preocupación primordial. Un fenómeno particularmente alarmante es el aumento del "fraude amistoso" (friendly fraud), considerado el segundo método de estafa más utilizado en el ámbito del phishing. El aumento en casos de este tipo de fraude ha sido del 62% desde el año 2021.
Aunque no es uno de los tipos de fraude más reconocidos, es ampliamente difundido. Esto se debe principalmente a que afecta principalmente a los comercios en línea y en menor medida a los consumidores. Además, suele ser perpetrado más por individuos que por organizaciones de ciberdelincuentes. Este aumento en la frecuencia de pequeños fraudes amistosos ha llevado a que se conviertan en el segundo tipo de fraude más común en el mundo en 2023, solo superados por el phishing, que es ampliamente conocido.
El fraude amistoso, también conocido como fraude simpático, se produce cuando un consumidor realiza una compra legítima en una tienda utilizando su tarjeta de crédito o débito y luego solicita un reembolso, ya sea al comercio o a su banco, alegando motivos falsos, como que el producto no ha llegado o que no realizó la compra. La palabra 'amistoso' se refiere al hecho de que este tipo de fraude se lleva a cabo de una manera que no parece hostil, aprovechando procedimientos legales ya establecidos.
Cabe destacar que el estafador en el fraude amistoso no siempre es el consumidor que presenta la reclamación. También puede ocurrir que un ciberdelincuente realice una compra utilizando los datos de pago de una víctima y que esta última luego reclame un bien que, en realidad, no ha adquirido ni recibido. En estos casos, tanto el individuo perjudicado como el comercio resultan afectados.
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El Consejo de Riesgo Mercantil, conocido como MRC por sus siglas en inglés, ha destacado en su Informe Global de Pagos y Fraude de 2023 que el fraude amistoso afecta a más de un tercio de los comerciantes en todo el mundo. Se estima que aproximadamente una quinta parte de todas las disputas por cargos corresponden a este tipo de fraude, que no requiere que la persona sea un ciberdelincuente, pero sí que tenga una notable habilidad persuasiva.
En 2021, este tipo de fraude se posicionó como el más común, incluso durante la pandemia de COVID-19, superando al phishing. Sin embargo, descendió al cuarto lugar en 2022 y ha vuelto a aumentar su incidencia en 2023, situándose en el tercer lugar. En total, desde 2021, el fraude amistoso ha experimentado un crecimiento del 62%. Este tipo de estafa resulta costoso de combatir para los afectados, ya que el MRC estima que deben gastar 35 dólares por cada 100 dólares en disputa para gestionarlo.
Para detectar el fraude amistoso, es importante que los comerciantes monitoricen las transacciones y los datos de los clientes, y que utilicen herramientas de prevención y verificación de fraude. Algunos indicios que pueden alertar de un posible fraude amistoso son:
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Para prevenir el fraude amistoso, los comerciantes deben adoptar una serie de medidas que les ayuden a reducir el riesgo y a defenderse en caso de disputa. Algunas de estas medidas son:
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El fraude amistoso es un tipo de estafa que puede afectar gravemente a los comerciantes que venden online. Para evitarlo, es necesario estar atento a las señales de alerta, implementar medidas de prevención y seguridad, y contar con el apoyo de los proveedores de pago y las entidades bancarias. De esta forma, se podrá ofrecer una mejor experiencia de compra a los clientes y proteger el negocio y su reputación.