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Estrategias de Ciberseguridad para Empresas Fintech

Escrito por Gustavo Sánchez | Dec 5, 2025 3:00:02 PM

La ciberseguridad en fintech es en pocas palabras, todo lo que haces (y usas) para mantener seguras tus apps, plataformas y operaciones financieras digitales (pagos, banca, wallets, trading, créditos, cripto, BNPL, lo que sea) frente a fraudes, robos, fugas de datos y caídas del servicio.

Y ojo: como las fintech mueven dinero y datos sensibles en tiempo real, se convierten en un blanco súper atractivo para los atacantes. Un descuido mínimo puede terminar en pérdidas, sanciones y, lo más delicado, clientes que dejan de confiar.

El boom tecnológico en el sector financiero trajo fintechs más rápidas, más eficientes y con propuestas muy innovadoras. Pero esa misma agilidad también abre nuevos frentes de riesgo. Por eso es clave implementar estrategias de ciberseguridad que protejan la información, los sistemas y, sobre todo, la reputación del negocio.

Implementar estrategias de ciberseguridad efectivas es fundamental para proteger los activos de la empresa y mantener la confidencialidad e integridad de la información.

En TecnetOne preparamos esta guía para ayudarte a entender, qué amenazas enfrentan las fintech, qué medidas sí funcionan en la práctica y cómo reforzar la seguridad sin frenar el crecimiento.

 

¿Por qué es tan importante la ciberseguridad en fintech?

 

Las fintech y startups suelen moverse más rápido que los bancos: lanzan productos en menos tiempo, iteran semanalmente y, muchas veces, operan con marcos regulatorios más flexibles. Eso es buenísimo para innovar… pero también tiene un “lado B”.

Cuando el foco está en salir rápido al mercado, es común que se simplifiquen funcionalidades o se posterguen capas de seguridad que “no se ven” (pero que sostienen todo). Y ahí aparece el problema: se termina construyendo un producto funcional, sí, pero parcialmente protegido.

Además, muchas fintech arrancan con equipos pequeños y presupuestos ajustados. Si a eso le sumas poca conciencia de ciberseguridad o la idea equivocada de que “más seguridad = menos flexibilidad”, el resultado suele ser el mismo: controles mínimos al inicio y una “deuda de seguridad” que explota cuando la empresa escala.

¿La consecuencia? Arreglar seguridad tarde sale caro: hay que rehacer procesos, reforzar arquitectura, cubrir auditorías, responder incidentes… y todo mientras el negocio ya está en marcha. Por eso, en términos de riesgo, una fintech inmadura puede ser más vulnerable que un banco altamente regulado y con décadas de inversión en seguridad.

En resumen: la probabilidad de sufrir una brecha puede ser mayor en fintech si no se aborda la seguridad desde el diseño, especialmente en etapas tempranas.

 

Principales amenazas de ciberseguridad en fintech

 

Bancos, instituciones financieras y fintech están en la mira, pero las startups fintech suelen ser aún más atractivas para los atacantes porque, en general, no invierten al mismo nivel que un banco en controles, monitoreo y respuesta. Errores típicos como guardar datos sin cifrar o integrar terceros sin asegurar bien accesos y permisos pueden abrir puertas enormes.

Las amenazas más comunes en fintech incluyen:

 

  1. Robo de identidad, que suele derivar en phishing e ingeniería social

  2. Fraude financiero y lavado de dinero (aprovechando huecos en KYC/monitoreo)

  3. Vulneración de aplicaciones y fugas de datos

  4. Suplantación de identidad (usuarios, soporte, proveedores o incluso empleados)

  5. Malware y ransomware, que pueden paralizar operaciones y filtrar información sensible

 

 

¿Qué puede pasar si se comprometen los datos de tus clientes?

 

Cuando se filtran o se exponen datos financieros, el golpe no es solo “técnico”. Pega fuerte en dos frentes: el negocio y el cliente. Y en fintech, donde la confianza lo es todo, las consecuencias se sienten rápido.

 

1) Consecuencias para el negocio

 

  1. Se rompe la confianza (y eso cuesta dinero): si un usuario siente que su información no está segura, se va. Y recuperar esa confianza suele ser mucho más caro que prevenir el incidente.

  2. Problemas legales y multas: una brecha puede activar obligaciones de notificación, auditorías y sanciones. En regulaciones como el GDPR, las multas pueden ser bastante altas, además del riesgo de demandas.

  3. Más exposición a ataques posteriores: una filtración casi nunca viene sola. Muchas veces abre la puerta a phishing, suplantación y nuevos intentos de fraude usando los datos robados.

  4. Daño reputacional: medios, redes sociales, reseñas… una crisis de seguridad puede convertirse en crisis de marca en cuestión de horas.

 

2) Consecuencias para el cliente

 

  1. Robo de identidad y transacciones fraudulentas: con datos personales y financieros, los atacantes pueden intentar abrir cuentas, pedir créditos, hacer cargos, transferencias o vaciar fondos.

  2. Phishing más creíble y personalizado: si tienen información real del usuario, los mensajes falsos parecen “legítimos”, y la tasa de engaño sube muchísimo.

  3. Efecto dominó por contraseñas reutilizadas: si el usuario usa la misma contraseña en otros servicios, la brecha se convierte en acceso a más cuentas (correo, redes, bancos, marketplaces).

  4. Accesos silenciosos y difíciles de detectar: muchas apps fintech se conectan directo a sistemas bancarios o a flujos de pago. Si se filtran datos o tokens relacionados con esos accesos, un atacante puede moverse “por debajo del radar” con actividad de baja intensidad, sin levantar alertas inmediatas.

 

En pocas palabras: una brecha no solo expone datos; puede activar una cadena de fraudes y problemas que crecen con el tiempo. Por eso, en fintech, proteger datos no es un “extra”: es parte central del producto.

 

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Estrategias de Ciberseguridad para Empresas Fintech

 

Si algo está claro en fintech es esto: no basta con “tener antivirus”. Para reducir el riesgo de fraudes, fugas de datos y caídas de servicio, necesitas una estrategia completa, práctica y mantenida en el tiempo. Estas son las medidas más importantes para proteger los activos de información de tu empresa:

 

1) Implementa una seguridad “robusta” (y mantenla viva)

 

Tu base debe incluir controles clásicos, pero bien configurados y actualizados: firewalls, antivirus/EDR, monitoreo, sistemas de detección de amenazas, protección de endpoints y correo. El punto no es solo instalarlos, sino operarlos correctamente.

Tener políticas claras de seguridad y capacitar al equipo de forma regular hace una diferencia enorme (y evita errores caros).

 

2) Actualizaciones y parches: lo “aburrido” que salva empresas

 

Mantener el software actualizado es una de las acciones más simples y efectivas para cerrar puertas a los atacantes. Esto incluye:

 

  1. Sistemas operativos (servidores y laptops)

  2. Aplicaciones internas y de atención al cliente

  3. Plugins, librerías, frameworks y herramientas del stack

  4. Servicios en la nube y configuraciones

 

Las actualizaciones frecuentes ayudan a corregir vulnerabilidades y reducen muchísimo la superficie de ataque.

 

3) Contraseñas seguras + MFA (sí o sí)

 

Las contraseñas siguen siendo un punto débil, sobre todo si no hay reglas claras. Lo mínimo:

 

  1. Contraseñas largas y difíciles de adivinar (mejor frases largas que “complejidad” forzada)

  2. Política de uso de gestores de contraseñas

  3. Evitar contraseñas reutilizadas

 

Y lo más importante: autenticación multifactor (MFA/2FA) en todo lo crítico (correo, paneles, nube, CRM, herramientas de soporte, etc.). Idealmente, usa métodos más fuertes que SMS cuando sea posible (app autenticadora, passkeys, etc.). MFA no es “un extra”: es una segunda cerradura para evitar accesos no autorizados.

 

4) Protección de datos y privacidad (cumplimiento + buenas prácticas)

 

Si manejas datos financieros o personales, la protección de datos no es negociable. Las empresas deben cumplir normativas aplicables (como GDPR en Europa o leyes locales de protección de datos en Latinoamérica), pero también aplicar medidas técnicas reales, por ejemplo:

 

  1. Cifrado de datos en tránsito y en reposo

  2. Acceso restringido a información sensible (solo quien lo necesita)

  3. Segmentación de permisos por roles

  4. Retención mínima de datos (guarda lo necesario, no “por si acaso”)

 

5) Capacitación y concientización (trabajadores y clientes)

 

Muchos incidentes empiezan con un clic. Por eso la educación es clave para evitar amenazas como:

 

  1. Phishing (correo falso)

  2. Smishing (SMS falso)

  3. Suplantación de identidad por llamadas o WhatsApp

 

Capacitar al equipo de forma regular, con ejemplos reales y simulaciones, reduce errores y fortalece la cultura de seguridad. Y con clientes, también suma: guías simples de buenas prácticas, alertas de fraude y consejos de seguridad ayudan muchísimo.

 

6) Auditorías de seguridad y pentesting (para encontrar fallos antes que otros)

 

Las auditorías y pruebas de penetración (pentest) sirven para descubrir vulnerabilidades en tus sistemas, APIs y aplicaciones antes de que las exploten. Estas pruebas simulan ataques reales y te dan un plan claro de remediación.

Lo ideal es que no sea “una vez al año y listo”, sino un proceso recurrente, sobre todo si tu producto cambia rápido.

 

Conoce más sobre: Contratar Pentesting: ¿Cómo hacerlo y qué debes considerar?

 

7) Colaboración y alianzas en ciberseguridad

 

En fintech, nadie se salva solo. Participar en comunidades, asociaciones o grupos de trabajo de ciberseguridad te ayuda a:

 

  1. compartir aprendizajes (sin exponer datos sensibles)

  2. enterarte antes de nuevas amenazas

  3. comparar buenas prácticas del sector

 

También es buena idea apoyarte en proveedores especializados, como TecnetOne, para reforzar áreas como monitoreo, respuesta a incidentes, evaluación de riesgos o hardening.

 

8) Cumplimiento de regulaciones y estándares

 

Cumplir regulaciones y estándares no solo te evita problemas legales: también te da una estructura clara para madurar la seguridad, ordenar procesos y demostrar que haces las cosas bien.

En fintech, el cumplimiento normativo suele tocar estas áreas:

 

  1. Protección de datos y privacidad: dependiendo del país donde operes o donde estén tus usuarios, puedes estar obligado a cumplir marcos como GDPR (Europa) o leyes locales de protección de datos en Latinoamérica. En la práctica esto implica: avisos de privacidad claros, minimización de datos, manejo de consentimientos, derechos ARCO/DSAR, medidas de seguridad, y gestión de incidentes con notificación cuando aplique.

  2. Seguridad para pagos con tarjeta (si procesas o almacenas datos de tarjetas): aquí entra PCI DSS, que regula controles técnicos y operativos para reducir fraudes y proteger datos de pago. Ojo: aunque “no guardes” tarjetas, si pasas por ese flujo, igual puede aplicar algún nivel de cumplimiento según tu modelo.

  3. Prevención de fraude y delitos financieros: muchas fintech entran en obligaciones de AML/CFT (Anti-Money Laundering / Counter Financing of Terrorism), además de procesos de KYC/KYB (conocer al cliente/empresa). Esto se traduce en: validación de identidad, monitoreo transaccional, alertas, listas de sanciones, reportes, trazabilidad y políticas internas.

  4. Requisitos de ciberseguridad y continuidad operativa: algunos reguladores piden controles específicos de seguridad, gestión de riesgos, planes de continuidad (BCP/DRP) y evidencia de pruebas. Aunque cambie el detalle por país, el enfoque suele ser el mismo: demostrar que puedes resistir incidentes y recuperarte rápido.

 

Y además de leyes/regulación, hay estándares que son “casi obligatorios” por mercado:

 

  1. ISO 27001: ayuda a implementar un Sistema de Gestión de Seguridad de la Información (SGSI): políticas, controles, evidencia, mejora continua y gestión de riesgos.

  2. SOC 2: enfocado en demostrar controles relacionados con seguridad, disponibilidad y confidencialidad (entre otros).

  3. NIST / CIS Controls: marcos prácticos para priorizar controles técnicos y operativos.

 

La clave es verlo como una guía para operar mejor, no como “papel para auditoría”. Si lo integras desde el inicio (procesos, evidencias, roles, herramientas), el cumplimiento deja de ser un freno y se vuelve un acelerador: abre puertas con bancos, partners y clientes grandes.

 

Conclusión

 

La ciberseguridad cada vez es más importante para las fintech en América Latina. Y no es para menos: cuando tu negocio mueve dinero y datos sensibles, necesitas estrategias sólidas para proteger la información y evitar fraudes, filtraciones o interrupciones del servicio.

Por eso, vale la pena adoptar medidas concretas como: implementar un sistema de seguridad robusto, mantener el software siempre actualizado, usar contraseñas seguras con MFA, proteger y clasificar los datos sensibles, y reforzar la capacitación en ciberseguridad (para detectar phishing, smishing y otros ataques comunes).

Y como cada fintech opera con riesgos distintos, también es clave contar con un proveedor que entienda tu contexto y te ayude a armar una estrategia a medida. En TecnetOne ayudamos a las empresas fintech a proteger sus datos, transacciones y operaciones con soluciones de ciberseguridad a la medida, según el tipo de información que manejan y el nivel de protección que necesitan.