No cabe duda de que la ciberseguridad sigue siendo un campo en constante cambio, donde algunas amenazas se intensifican mientras que otras se desvanecen o evolucionan. Para 2025, hay tendencias que claramente están ganando fuerza, aunque no sean precisamente las que nos gustaría ver crecer. La inteligencia artificial, el IoT y los ciberataques más sofisticados están llevando las defensas tradicionales al límite, obligando a empresas y profesionales a adaptarse rápido o quedar atrás. Y luego están esas cuestiones que han pasado casi desapercibidas este año, pero que podrían tomar protagonismo el próximo. En este artículo, vamos a explorar qué podemos esperar en ciberseguridad para 2025 y cómo podríamos prepararnos para lo que viene.
2025 está a la vuelta de la esquina, y aunque la tecnología sigue avanzando, las amenazas que conocemos desde hace años no han desaparecido; de hecho, muchas están evolucionando y volviéndose más peligrosas. Un buen ejemplo es el ransomware, esa vieja conocida que sigue dando de qué hablar. No solo no ha bajado su intensidad, sino que los ataques aumentaron en 2024, y todo indica que el próximo año será igual o peor.
El problema con el ransomware es que no se queda quieto. Gracias a tecnologías como la inteligencia artificial, ahora los ataques son más creíbles, más rápidos y mucho más difíciles de detener. Además, los ciberdelincuentes están experimentando con nuevas tácticas. Por ejemplo, es probable que pronto veamos ataques que no solo cifren los datos, sino que también apunten directamente a las copias de seguridad en la nube, dificultando aún más la recuperación. Otra tendencia preocupante es la “doble extorsión”, donde los atacantes no solo piden dinero para descifrar los datos, sino que amenazan con hacer públicos datos sensibles si no se les paga.
Por si esto no fuera suficiente, el ransomware ya no siempre se trata de dinero. En algunos casos, los atacantes lo están utilizando para sembrar el caos o para chantajear a sus víctimas con otras exigencias que no tienen nada que ver con dinero, como exponer información sensible o manipular operaciones internas.
¿Qué podemos hacer frente a esta amenaza que no deja de reinventarse? Aquí es donde entran herramientas más avanzadas como EDR (detección y respuesta de endpoints) y XDR (detección y respuesta extendidas). Estas soluciones permiten a las empresas monitorear continuamente sus sistemas y responder rápidamente a cualquier señal de amenaza. Pero la clave no está solo en la detección: también es importante construir estrategias de resiliencia cibernética que garanticen una recuperación rápida y efectiva tras un ataque.
El SOC de TecnetOne cuenta con estas capacidades avanzadas de EDR y XDR, que no solo detectan y neutralizan amenazas en tiempo real, sino que también proporcionan una visión completa de todo el entorno de TI para anticiparse a posibles vulnerabilidades.
La inteligencia artificial generativa está cambiando las reglas del juego, y no siempre para bien. Aunque se trata de una tecnología relativamente nueva, ya se está utilizando para potenciar ataques cibernéticos. Por ejemplo, los atacantes están usando IA para mejorar la calidad de los correos electrónicos de phishing, haciendo que sean mucho más convincentes. Pero eso no es todo: también están desarrollando herramientas que pueden buscar automáticamente vulnerabilidades en sistemas, personalizar ataques basados en información pública y analizar datos para perfeccionar estrategias de ingeniería social.
Un ejemplo preocupante son los ataques de phishing en redes sociales, aplicaciones de mensajería y correo electrónico. Los atacantes están aprovechando la IA para hacerlos mucho más sofisticados y difíciles de detectar. Además, los deepfakes (esos videos o audios falsos generados por IA) están alcanzando un nivel de realismo que puede engañar fácilmente a las personas. Imagina recibir una llamada de alguien que suena exactamente como tu jefe, pidiéndote una transferencia urgente de dinero o datos sensibles. Ahora ese escenario es más realista que nunca.
Pero no todo está perdido. La misma IA que los atacantes están usando también puede convertirse en nuestra mejor aliada. Las soluciones de ciberseguridad basadas en inteligencia artificial y aprendizaje automático pueden ayudar a anticipar ataques, detectar patrones sospechosos y gestionar de manera más eficiente las alertas. Estas herramientas permiten a las organizaciones pasar de un enfoque reactivo a uno mucho más proactivo.
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La clave para enfrentar estas amenazas radica en cambiar la manera en la que protegemos nuestros datos e identidades. Por ejemplo, muchos ataques se apoyan en información personal que los usuarios publican sin darse cuenta en redes sociales o foros. Las preguntas de seguridad tradicionales, como "¿Cuál es el nombre de tu primera mascota?" o "¿En qué escuela estudiaste?", se están quedando obsoletas porque esa información puede encontrarse fácilmente en línea.
Una solución simple pero efectiva podría ser usar respuestas completamente ficticias para estas preguntas de seguridad, algo que los atacantes no puedan encontrar por mucho que investiguen en tus redes sociales. Crear una “identidad falsa” para este tipo de validaciones puede marcar la diferencia entre ser vulnerable o estar un paso adelante de los ciberdelincuentes.
Puede que el ransomware y la inteligencia artificial te suenen a historias del pasado, pero siguen siendo protagonistas en el panorama de ciberseguridad, y en 2025, prometen ser aún más relevantes. Eso sí, no son las únicas preocupaciones: el próximo año traerá nuevas amenazas que tal vez no tenías en el radar.
Llevamos años escuchando sobre los riesgos del Internet de las cosas (IoT), pero parece que 2025 será el año en el que esas advertencias finalmente se conviertan en problemas reales. Los dispositivos IoT están en todas partes: termostatos, cámaras de seguridad, electrodomésticos inteligentes y hasta focos inteligentes. Todos se conectan a nuestras redes, pero la mayoría no tienen la seguridad como prioridad.
Muchos de estos dispositivos no reciben actualizaciones de software con regularidad y suelen tener vulnerabilidades que los hackers pueden aprovechar para entrar a las redes. Incluso algo tan simple como el termostato de un trabajador remoto puede ser el punto débil que permita a los atacantes comprometer una red completa.
Este crecimiento en dispositivos conectados añade un nuevo nivel de complejidad a la gestión de seguridad. Ya no basta con proteger computadoras y teléfonos; ahora hay que considerar cada pequeño aparato que se conecta a la red. Para enfrentar esta amenaza, las empresas tendrán que asegurarse de que sus dispositivos IoT estén actualizados, establecer controles de acceso estrictos y segmentar las redes para limitar los daños en caso de un ataque.
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No todas las novedades de 2025 serán malas noticias. Una tendencia que promete hacer las cosas más seguras es la arquitectura de confianza cero (ZTA, por sus siglas en inglés). Este enfoque cambia completamente la forma en que pensamos sobre la seguridad, eliminando la idea de que los usuarios o dispositivos dentro de una red pueden ser confiables por defecto.
En lugar de confiar automáticamente en alguien porque está “dentro” de la red, ZTA requiere que todos, sin importar su ubicación o nivel, verifiquen constantemente su identidad. Esto se logrará con tecnologías de gestión de identidad y acceso (IAM) y análisis de comportamiento que monitorean continuamente lo que hacen los usuarios y los dispositivos. Si algo parece sospechoso, se puede bloquear el acceso de inmediato, evitando posibles fugas de datos o la instalación de malware.
La confianza cero es especialmente relevante ahora que el trabajo remoto y los dispositivos personales forman parte del día a día. Las empresas que adopten esta estrategia estarán mejor preparadas para enfrentar las amenazas modernas.
Las contraseñas llevan años siendo un dolor de cabeza, tanto para usuarios como para empresas. Se olvidan, se roban y, seamos sinceros, a veces no son tan seguras como creemos. La autenticación biométrica, que utiliza cosas como huellas dactilares, reconocimiento facial o incluso la voz para acceder a dispositivos y cuentas, se perfila como la solución ideal.
Aunque antes había cierta resistencia a su uso, especialmente en entornos corporativos, las cosas están cambiando. Cada vez más personas confían en la biometría para desbloquear sus teléfonos y computadoras, y no solo por conveniencia, sino porque realmente es más segura en muchos casos.
En 2025, la biometría podría consolidarse como el método principal de autenticación para los usuarios. Esto significa que las empresas deben estar listas para adaptarse a esta tecnología, integrándola en sus sistemas y educando a los empleados sobre su uso.
Cada año trae consigo nuevas tecnologías y, con ellas, nuevas amenazas. Y 2025 no será la excepción. Hay dos grandes tendencias que están ganando fuerza y que podrían dar mucho de qué hablar: la proliferación de dispositivos con procesadores ARM y la amenaza latente de la computación cuántica.
Los procesadores ARM están en todas partes, desde teléfonos inteligentes hasta laptops y otros dispositivos que usamos a diario. Son conocidos por su eficiencia energética y rendimiento, pero también podrían convertirse en un terreno fértil para los ciberataques en 2025. Con fabricantes como Apple y Microsoft apostando fuerte por esta tecnología, los atacantes ya están mirando cómo sacar ventaja.
El gran problema es que los sistemas de seguridad aún no están completamente adaptados para proteger plataformas basadas en ARM. Esto abre la puerta a una nueva ola de malware diseñado específicamente para atacar este tipo de procesadores. Por ejemplo, se habla de malware multiplataforma que podría operar tanto en dispositivos ARM como en los tradicionales basados en x86, lo que ampliaría enormemente la superficie de ataque.
Además, los atacantes podrían centrarse en vulnerabilidades a nivel de firmware, comprometiendo dispositivos desde la raíz y evitando las medidas de seguridad habituales que protegen el sistema operativo. Esto es especialmente peligroso en un mundo donde los usuarios están constantemente cambiando entre dispositivos móviles y computadoras, creando nuevas oportunidades para los ciberdelincuentes.
Para enfrentar esta amenaza, será clave contar con herramientas avanzadas como EDR y XDR que puedan monitorear y proteger dispositivos a nivel de punto final, además de desarrollar estrategias de seguridad que se adapten a la rápida adopción de ARM en el mercado.
La computación cuántica es uno de esos temas que suenan futuristas, pero cada vez está más cerca de convertirse en una realidad. ¿Por qué esto debería preocuparte? Porque las computadoras cuánticas tienen el potencial de hacer obsoletos los métodos de cifrado actuales, como el RSA, en un abrir y cerrar de ojos.
Estos sistemas pueden realizar cálculos exponencialmente más rápidos que las computadoras tradicionales, lo que significa que muchas de las medidas de seguridad que usamos hoy en día para proteger datos sensibles podrían ser completamente inútiles frente a un ataque impulsado por la computación cuántica.
Esto plantea un desafío enorme para las empresas, que tendrán que empezar a explorar nuevas tecnologías como la criptografía resistente a la computación cuántica. Básicamente, estas soluciones están diseñadas para proteger los datos frente a los ataques de estas máquinas tan avanzadas, algo que será crucial en los próximos años.
Pero no es tan simple como parece. Actualizar los sistemas de seguridad para incorporar algoritmos resistentes a la tecnología cuántica requiere tiempo, dinero y una planificación cuidadosa. Además, las organizaciones que han estado almacenando archivos cifrados durante años tendrán que evaluar si esos datos aún están protegidos y, en muchos casos, deberán reforzar o actualizar el cifrado de esos archivos.
El panorama de ciberseguridad para 2025 no solo estará marcado por estas dos grandes tendencias, sino también por la imprevisibilidad de nuevas amenazas. Sin embargo, eso no significa que estemos indefensos. Las organizaciones deben empezar por reevaluar sus estrategias de seguridad y asegurarse de contar con soluciones integrales que combinen ciberseguridad, protección de datos y una gestión eficiente de todos los dispositivos conectados.
En TecnetOne, ofrecemos soluciones de ciberseguridad integrales que incluyen tecnologías avanzadas como EDR y XDR, diseñadas para proteger tus sistemas frente a amenazas modernas, ya sean ransomware, malware dirigido o ataques a dispositivos basados en ARM.
Además, contamos con soluciones confiables de copias de seguridad y recuperación, que aseguran que tus datos estén siempre protegidos y disponibles, incluso en caso de ataques. También ofrecemos herramientas avanzadas de gestión de endpoints, que te permiten supervisar y proteger todos los dispositivos conectados a tu red de manera centralizada, simplificando tus operaciones de TI y fortaleciendo tus defensas contra posibles brechas.
Nuestro enfoque no solo te ayuda a mitigar riesgos, sino también a fortalecer la resiliencia de tus operaciones para que puedas enfocarte en lo que realmente importa: hacer crecer tu negocio. No dejes que estas amenazas te tomen por sorpresa. Contáctanos para descubrir cómo nuestras herramientas y servicios pueden ayudarte a proteger tus sistemas, datos y dispositivos frente a los desafíos del 2025.